En A Todo Trigo 2013, en Mar del Plata, la evolución de las semillas estuvo al orden del día. Daniel Miralles (FAUBA) sostuvo que “uno de los aspectos clave para tomar decisiones a la hora de elegir un material determinado de trigo, cebada y colza es saber cómo fue su comportamiento en un amplio rango de ambientes. Para ello, es necesario llevar adelante un análisis detallado de la interacción genotipo por ambiente. Las redes de ensayos públicas de los cultivos son una excelente fuente de base de datos para poder analizar dichos comportamientos”. “Estamos logrando que la red cuelgue información sobre calidad del INASE”, aportó Miralles para agregar que es importante tener una matriz cultivada. Los promedios de los rindes en ciclos cortos y largos, son bastante parecidos, levemente superior en los ciclos largos.
Ignacio Alzueta presentó algunos datos. Sobre trigo, dijo que hay un gran portfolio de genotipos y eso hay que destacarlo. Sobre cebada, que la genética, además de mejorar en rendimientos, nos está dando mejores materiales en otros temas, como la proteína. En colza, la producción suele ser muy variable. Hay años en que no se llega a los 1500 kg y otros años que tocan los 3000 kg.
El trigo transgénicoFederico Trucco (INDEAR-Bioceres) se refirió a la contribución de la biotecnología a la mejora del rendimiento y la calidad. “Está muy bien establecido que hay dos tendencias que dominan los agronegocios para los próximos 50 años: hay que producir más, porque la demografía cambia la alimentación, pero además por el cambio en la matriz energética. Por otro lado, necesitamos producir preservando el medio ambiente y la salud humana”, dijo para agregar que “tomando en cuenta estas dos megatendencias, la biotecnología trata de crear soluciones a través de la semilla”, dijo Trucco.
Enseguida se refirió a BH4, una tecnología de rendimiento basada en transgénesis que prevé tolerancia a estrés abiótico, sequía y salinidad, principalmente. Fue desarrollada pro Trigall Genetics, con fecha de lanzamiento para Argentina en 2016. Es un esfuerzo público – privado, con apoyo de la Universidad del Litoral.Se trata de una tecnología basada en un factor de transcripción. “Las plantas no pueden moverse de un lugar a otro cuando cambia el ambiente. Por eso desarrollan un mecanismo de adaptación del metabolismo ante los cambios del ambiente”, dijo.El BH4 es un factor de transcripción del girasol. Cuando a una planta le falta agua, libera hormonas que inicia el proceso de marchitación. Por otro lado, activa mecanismos moleculares, generando una serie de modificaciones en el ambiente donde ocurre la fotosíntesis. Aumenta la transpiración.
Trucco comentó que “hace 4 años venimos evaluando la tecnología a campo. Vemos que cuando la incorporamos logramos aumentos en los rendimientos que dependen de la situación ambiental. Donde hay altos rendimientos, no tiene mucho efecto. Además, nos permite aumentar la productividad del cultivo en condiciones de salinidad”.“Yendo al tema del microbioma, lo que vemos es que esta solución es solo parte de un paquete que hace a la productividad final del cultivo. Aquí hacemos la analogía con la medicina humana. Estamos tratando de identificar qué microorganismos son los que permiten mantener esta productividad”, anunció. Y explicó: “El problema que tenemos es que sólo podemos investigar un número muy limitado de la biodiversidad de los microorganismos”. Durante la ronda de preguntas moderadas por Jorge González Montaner, el asesor preguntó si ya está introgresado al germoplasma adaptado. Trucco respondió que sí, “pero no vamos a lanzar HB4 en materiales actuales de Bioceres, sino que lo vamos a meter en un material de alto potencial nuevo”.
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