La caída de calidad motivó que el cultivo se comercializara como cebada forrajera, pero la FAUBA plantea que no es difícil producir la cervecera.
Con un equipo especializado en fertilización del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la FAUBA efectuó una cadena experimentos en este cultivo, en la provincia de Buenos Aires.
“Observamos que la dosis de nitrógeno que requieren los cultivos varía de acuerdo a las lluvias. En condiciones de buena disponibilidad de agua, la cebada requiere entre 110 y 120 kilogramos de nitrógeno, sumando el que se encuentra en el suelo a la siembra hasta 60 centímetros de profundidad más el aportado por el fertilizante”, coincidieron.
Los técnicos señalaron que “los requerimientos” del nutriente, “para alcanzar el máximo rendimiento parecen ser algo inferiores a los del trigo”.
“Si sólo estamos pensando en producir cebada forrajera, podríamos seguir este criterio”, dijo a Argentina Investiga, Pablo Prystupa de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la Facultad de Agronomía de la UBA.
También manifestó que “para producir cebada cervecera debemos pensar en las proteínas del grano. Los requerimientos para alcanzar un adecuado contenido proteico variarán de acuerdo al rendimiento. Observamos que para obtener un contenido proteico del 11 por ciento, el cultivo deberá disponer, entre el suelo y los fertilizantes, de 30,8 kg de nitrógeno por tonelada de grano”.
“Si en lugar de un contenido proteico de 11 queremos obtener 12 por ciento de proteínas se deberá disponer de 40 kg de nitrógeno por tonelada de grano: subir el contenido proteico de los granos no es barato”, indicó.
En tanto, los estudios prosiguen, pudo constatarse que la respuesta a la fertilización fosforada en cebada guarda muchas similitudes con la del trigo.
“Deberían fertilizarse todos los suelos que tengan contenidos de fósforo extractable menor a 15-18 ppm. Para reponer el fósforo que se lleva del lote una tonelada de cebada es necesario aplicar 3 kg de fósforo por hectárea, alrededor de 15 kg de superfosfato triple (fósforo, oxígeno y agua) o fosfato diamónico (nitrógeno y fósforo)”, añadió el estudio.
Producir cebada de calidad cervecera en lugar de forrajera puede ser algo más caro pero tiene dos ventajas: En primer lugar, el precio obtenido es mayor y las diferencias pueden ser del orden del 10 o el 20 por ciento; además la producción nacional de cebada cervecera es mucho mayor que la de la forrajera, por lo cual se dispone de un mercado más amplio donde ubicar el producto.
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