Las cosas comienzan a moverse en Bruselas, aunque las últimas negociaciones sobre el marco presupuestario europeo para el periodo 2014-2020 demuestran que el acuerdo, que debería producirse en la cumbre de Bruselas de este jueves y viernes, aún no está cerca.
Si hasta ahora era evidente que los países contribuyentes netos, con Reino Unido a la cabeza, estaban dispuestos a usar el veto para no aceptar un paquete demasiado oneroso, ahora son los estados del sur quienes plantean más problemas.
La propuesta que permanece sobre la mesa sigue siendo la presentada por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que supone un recorte de casi 80.000 millones respecto a la de la Comisión Europea y que supera ligeramente el billón de euros. Sin embargo, tras un debate el lunes por la noche entre los ministros y la correspondiente discusión en el Consejo de Asuntos Generales, comienzan a verse variaciones en las posiciones.
«Italia está dispuesta a vetar si el acuerdo sobre el presupuesto 2014-2020 no es justo para nuestros ciudadanos y tenemos problemas para el país», aseguró sin ningún tipo de tapujos el ministro de Asuntos Europeos, Enzo Moavero, al término del Consejo de Asuntos Generales dedicado a la preparación de la cumbre. La opinión italiana se suma así a la de Francia, que ya ha advertido de que no aceptará un recorte sobre la agricultura, un capítulo fundamental para los países del arco mediterráneo.
Por su parte, España, más prudente por ahora, no quiere empezar ya a hablar de veto. Prefiere mantener una posición «constructiva y positiva», aunque reconoce que no tiene «urgencia» en lograr un acuerdo en la cumbre de este fin de semana, ya que prefiere un buen compromiso que limite los recortes en agricultura y en ayudas regionales a un pacto rápido que podría tener imprevisibles consecuencias.
El secretario de Estado para la UE, Íñigo Méndez de Vigo, explicó que el Gobierno no ve con buenos ojos la propuesta de Van Rompuy porque aplica una «doble reducción» a las dos principales partidas que afectan a España y que podría acarrear la pérdida de hasta 20.000 millones de euros.
«Nosotros no somos amigos de amenazar, sino de querer un acuerdo justo, un acuerdo equilibrado, un acuerdo sensato. Vamos por las buenas, pero queremos al final que se nos haga caso», indicó. «No estamos a favor de reducir el presupuesto de la UE. Entendemos que hay otros que sí lo están, pero para nosotros el presupuesto de la UE ha tenido siempre un efecto multiplicador y ése es su valor añadido, y más en tiempos de crisis, en los que tiene que haber ajustes fiscales en los estados miembros», defendió.
Uno de los «duros» contra los recortes, el ministro finlandés de Asuntos Europeos, Alexander Stubb, cree sin embargo que la negociación va por buen camino y calificó la discusión entre los ministros de «constructiva». Incluso ve «progresos» que dan esperanzas de que se encontrará un acuerdo en los próximos días. La pelota está ahora en el tejado de los líderes.
Berlín también se queja
Si algo ha conseguido el presidente del Consejo, Van Rompuy, con su propuesta de presupuesto, es molestar a todos. Hasta a Alemania. Su ministra de Agricultura, Ilse Aigner, le acusó ayer de tener «prioridades erróneas», alegando que no se puede endurecer la regulación medioambiental, que afecta a los agricultores, y además recortar los fondos destinados a ayudas para el campo. Aigner no rechazó cierto «grado de redistribución» de las ayudas a los agricultores del este del continente, pero advirtió sobre el riesgo de sobrecargar a otros trabajadores del sector primario.
Fuente: larazon
© 2024 Creado por AGRO 2.0. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de AGRO 2.0 para añadir comentarios!
Participar en AGRO 2.0