¿Sabemos lo que comemos? ¿Cuántas veces habremos oído hablar de alimentos transgénicos, o de agricultura ecológica… y nos hemos quedado con dudas? Informarnos de cómo se cultiva aquello que llevamos a nuestra mesa es fundamental para llevar una correcta y sana alimentación.
Desde la aparición de los denominados alimentos transgénicos la polémica está servida. Cuentan con ciertos beneficios sobre todo a nivel de producción, pero aún hay un gran desconocimiento sobre los efectos en la salud a largo plazo. Los defensores de la agricultura tradicional continúan estando convencidos de que tratar genéticamente los alimentos no es natural, y de que por tanto puede tener efectos nocivos en nuestro organismo.
Los transgénicos son alimentos que han estado sometidos a cambios mediante la ingeniería genética. Para entendernos, se les han incorporado genes de otro alimento diferente para darles una característica deseada. Actualmente, esto se da sobre todo en plantas como la cebada, el maíz o la soja.
Los objetivos principales de aplicar la mutación genética en diversos alimentos son claros:
- Se busca un incremento en la productividad, ya que se crean especies más resistentes a plagas.
- Se introducen mejoras en la apariencia del producto (tamaño, color…).
- En las ocasiones en las que la planta resiste a ciertas plagas, se reduce la contaminación por herbicidas.
La actual legislación europea obliga a etiquetar los productos que deriven de cosechas transgénicas, independientemente de la presencia de ADN o de proteína “transgénica” en el producto final. Así, cualquier alimento que contenga OMG (las siglas de Organismo Genéticamente Modificado ) o ingredientes que deriven de éstos debe declararlo en su etiqueta, aunque entran masivamente en la cadena alimentaria a través de los piensos utilizados para alimentar animales.
La Agricultura Ecológica
Los alimentos orgánicos o provenientes de agricultura ecológica son aquellos productos que se producen bajo un conjunto de procedimientos denominados orgánicos. Su objetivo principal es la obtención de alimentos más saludables y la protección del medio ambiente por medio del uso de técnicas no contaminantes y que, además, disminuyan el empleo de energía y de sustancias inorgánicas, sobre todo si son de origen sintético.
Los cultivos orgánicos, aquellos provenientes de la agricultura de tipo ecológico, son enriquecidos mediante la elaboración de composts, con la finalidad de volver a dar al suelo los nutrientes que entrega a través de los alimentos.
Polémica
En varios países del mundo han surgido grupos opuestos a los organismos genéticamente modificados (los famosos OMG a los que nos referíamos), formados principalmente por ecologistas, asociaciones de derechos del consumidor, algunos científicos y políticos. Exigen un correcto etiquetaje de los productos por sus preocupaciones sobre seguridad alimentaria, impactos ambientales, cambios culturales y dependencias económicas que pueden suponer los transgénicos. Estos organismos llaman a evitar este tipo de alimentos, cuya producción involucraría daños a la salud, ambientales, económicos, sociales y problemas legales y éticos por concepto de patentes. Los países en desarrollo ya viven dependientes en exceso de estas grandes multinacionales de la alimentación, además del efecto que tiene sobre la salud del consumidor debido a que puede generar inmunidad hacia ciertos antibióticos o problemas de alergias.
Es decir: el impacto beneficioso en cuanto a economía, estado medio ambiental del ecosistema aledaño al cultivo y en la salud del agricultor ha sido descrito, pero la posible aparición de alergias, cambios en el perfil nutricional, disminución del acervo genético y difusión de resistencias a antibióticos también.
En realidad, algunos de los alimentos que es más común encontrar modificados genéticamente son el maíz y la soja, aunque cualquiera es susceptible de serlo, como un tomate. Ya conociendo las ventajas y los inconvenientes, y siempre que contemos con un correcto sistema de etiquetado, está en nuestra mano decidirnos por lo que nos parezca más saludable.
Fuente: mujerdeelite.com
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