En el mes de enero podíamos saber que entre los consumidores estadounidenses crecía la preocupación por saber lo que comen y cada vez son más las organizaciones y personas que solicitan el etiquetado de alimentos transgénicos en Estados Unidos. Se pide una legislación transparente e informativa sobre los alimentos, que sean identificados los modificados genéticamente para que los consumidores puedan decidir si quieren o no consumir este tipo de alimentos. A la propuesta legislativa realizada en el estado de Washington le sucede un paso más en el etiquetado de alimentos transgénicos en Estados Unidos, ahora 55 miembros del Congreso del país han firmado una carta dirigida a la FDA (Food and Drug Administration, Administración de Alimentos y Medicamentos) solicitando que se etiqueten los alimentos transgénicos.
En la carta se explica que se cuenta con el apoyo de más de 400 organizaciones y empresas que desean proteger el derecho de los consumidores, se destaca que las regulaciones de la FDA son inadecuadas y utilizan conceptos del siglo XIX que no se corresponden con las actuales exigencias, estamos en el siglo XXI. Desde 1992 la FDA ha permitido que los alimentos modificados genéticamente se comercialicen libremente, sin que sean identificados, y para ello, la agencia se ha basado en el principio de equivalencia sustancial, es decir, un alimento transgénico cuya equivalencia en peso, imagen y contenido nutricional es similar a la de un alimento tradicional, es totalmente seguro. Un alimento tradicional y un alimento modificado genéticamente no se pueden diferenciar a través de los sentidos, pero esto no quiere decir que no sean diferentes, se han realizado cambios genéticos que, aunque sean pequeños, marcan diferencias. El bastión de la biotecnología se siente cada vez más amenazado, es comprensible la negativa al etiquetado transgénico dado que los consumidores podrían identificar estos alimentos y desecharlos de la cesta de la compra.
En la carta firmada por los miembros del Congreso se indica que la política adoptada en esta materia es obsoleta, la base jurídica para evitar el etiquetado no tiene fundamento, por otro lado, el hecho de etiquetar estos alimentos no implica que forzosamente se garantice que el producto sea seguro o inseguro, es simplemente una cuestión informativa, un derecho de los consumidores. Del mismo modo que la FDA obliga a mostrar en el etiquetado de los alimentos los ingredientes, los aditivos o algunos procesos que sufren los alimentos, y a partir de aquí los consumidores cuentan con la información para decidir si quieren adquirir o no el producto, se debe etiquetar un alimento transgénico para que puedan tener esa capacidad de decisión. Hasta ahora se está negando a los consumidores un derecho y la posibilidad de elegir, iniciativas como la petición que se presentó en octubre de 2011 apoyando el etiquetado (con el respaldo de más de un millón de firmas) no han servido de mucho.
En la carta se indica que la FDA tiene la oportunidad (aunque nosotros diríamos la obligación) de proteger el derecho de los consumidores a la información, se pide una revisión y que se adopten normas similares a las que se han adoptado en otros países, que se etiqueten los alimentos modificados genéticamente, en pro de la transparencia del mercado y para que las familias estadounidenses puedan realizar su elección, en este enlace (Pdf) podéis leer la petición realizada.
Como ya sabemos, estos alimentos se han modificado genéticamente para que puedan soportar la acción de herbicidas como el Glifosato, para luchar contra las plagas de insectos como el taladro o barrenador, responsables de ser la mayor plaga que ataca al maíz en todo el mundo, para retrasar la maduración, etc. Nos gustaría hacer un pequeño paréntesis y retomar la lectura del post Los insectos han desarrollado resistencia al maíz transgénico, se trata de una resistencia que propicia una carrera de modificaciones genéticas, los alimentos podrán contar con la inclusión de muchos más genes que hasta el momento, un ejemplo es el maíz transgénico SmartStax que a diferencia de otras variedades transgénicas que sólo incluyen uno o dos genes, este maíz puede incluir hasta ocho genes distintos, cada uno con una finalidad determinada, soportar la acción de diferentes herbicidas, enfermedades e insectos, algo que podría propiciar el desarrollo de super insectos o hierbas capaces de soportar todo lo que le echen, el precedente es la resistencia que han generado a la acción del gen introducido en las plantas y procedente del Bacillus thuringiensis (Bt).
Gracias al artículo de Food Safety News podemos saber que se ha dado un paso más en el etiquetado de alimentos transgénicos en Estados Unidos, hasta el momento el uso de las nuevas tecnologías alimentarias se ha deslizado por debajo de la legislación, son tecnologías que realizan cambios silenciosos en los alimentos a nivel genético y molecular, algo que difícilmente puede ser detectados por los consumidores, que no se aprecien no quiere decir que no se deba informar de ello. Un ejemplo a citar es la política y legislación de los alimentos irradiados. La FDA debe mirar más allá de los cambios organolépticos, basarse en el principio de equivalencia sustancial para evitar el etiquetado no tiene sentido. El grupo de miembros del Congreso ha realizado la petición, no tardaremos en conocer la respuesta.
¡Necesitas ser un miembro de AGRO 2.0 para añadir comentarios!
Participar en AGRO 2.0