El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, la Facultad de Agronomía, el MGAP y el Secretariado Uruguayo de la Lana apuestan fuerte a la investigación en riego de pasturas y granos, para elevar la productividad de los predios.
Las primeras investigaciones muestran que en suelos con pobre acumulación de agua, los cultivos agrícolas, básicamente soja y maíz, responden al uso del riego produciendo entre 50% y 60% más, confirmó a El País Claudio García, investigador del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). Esta institución, junto con el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y la Facultad de Agronomía, apuestan fuertemente al riego en el marco de un proyecto a entre cinco y siete años, donde se busca generar información básica y paquetes tecnológicos que aseguren respuestas de los cultivos y las pasturas cuando son regadas, que luego puedan repetirlas en los predios.
“Apuntamos al uso eficiente del agua y junto con ella de la energía, ya que es un componente bastante caro que hace levantar los costos de aplicación de agua. Se busca la mayor eficiencia en el sentido de ver qué agua le podemos dar a pasturas y cultivos y cuándo se la tenemos que aplicar, de forma que se haga un uso racional de este recurso natural”, explicó García.
Según el investigador, los ensayos se centran en el manejo de lámina de riego en pasturas, principalmente templadas y algo se empezó a trabajar en la producción de pasturas tropicales, como es el caso del pasto elefante.
En cultivos, la prioridad de la investigación está centrada en soja y maíz, pero sin descuidar el sorgo forrajero.
“En sorgo forrajero se lleva trabajando dos años en INIA Tacuarembó. Se mide la respuesta que tiene el agregado de agua a este cultivo, principalmente por un nicho que hay para el productor de leche”, explicó García.
El uso forrajero es un recurso muy utilizado por los tamberos uruguayos para elevar la producción de leche. “Tiene una alta producción de materia seca y una enorme respuesta al agregado de agua”, sostuvo el técnico de INIA.
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Si bien el área regada de cultivos agrícolas está creciendo, Uruguay todavía tiene mucho para avanzar en el uso de esta herramienta.
Avance.
Según un estudio de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa/MGAP) el uso del riego viene creciendo en forma sostenida en los últimos 40 años; el área total bajo riego en 1970 era de 52.000 hectáreas y en 2010 se estima que pasó a ser de 222.000 hectáreas, más que se cuadriplicó. El principal motor de crecimiento de esta herramienta entre 1970 y 2000 fue el arroz, cultivo que representó entre el 70% y 80% del área regada, consumiendo el 90% del agua total.
Sin embargo, a partir de 2000 el cultivo de arroz no siguió creciendo, pero sí lo hizo la agricultura de secano a partir de 2001/2002. El riego, que según Opypa, aumentó menos que el precio de la tierra, aparece como un factor determinante para elevar la productividad frente a costos al alza.
Según las estimaciones más recientes -sostiene Opypa- se estarían consumiendo anualmente entre 2,5 y 2,7 km3 de agua con fines de riego, pero ese volumen representa menos de 5% del volumen total de agua escurrida en un año, que en promedio sería de 92.000 millones de m3.
En los últimos años, el MGAP se focalizó en promover un mayor uso del riego y principalmente de impulsar proyectos de alumbramientos de agua en predios de pequeños productores, con el cometido de que sean menos vulnerables a las sequías.
Se hizo un gran avance, principalmente en el Norte del país, donde están los suelos de basalto y el escurrimiento de agua es más rápido. El bajo conocimiento de la tecnología del riego por parte de los productores , muchas veces su falta de organización y los costos de la energía eléctrica, son factores que están poniéndole un freno a la expansión que logró Uruguay, donde el uso eficiente del agua es clave.
Fuerte apuesta a crecer
El Prenader, iniciativa impulsada por el MGAP desde hace un tiempo, provocó un crecimiento de 20% en la superficie bajo riego en ocho años. Actualmente se busca impulsar el riego multipredial y a través de esta iniciativa, el área bajo riego se estima que podría crecer entre 50% y 100%. En la actualidad el área bajo riego sería de 240.000 hectáreas. La superficie de maíz, soja y otros cultivos podría crecer entre 75.000 y 150.000 hectáreas, mientras que la de cultivos forrajeros y pasturas, podría elevarse entre 35.000 y 70.000 hectáreas, según un trabajo publicado por Opypa.
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