Pasta, huevos, pollo, verduras y pescado, pero también salmonella, e-coli y otros tipos de bacterias transportan cada día miles de personas, colgados del hombro y camino del trabajo, en los cada vez más populares táper. Cada día son más las personas que, bien por la crisis económica, bien por intentar racionalizar horarios, apuestan por cocinar su propia comida en casa y llevarla al trabajo o centro de estudio en la tartera, un hecho cotidiano que esconde tras de sí algún que otro riesgo fácil de evitar. "No es infrecuente ver cómo alguien sufre una intoxicación o se ve obligado a guardar cama con diarrea y vómitos", ha señalado a Efe Javier Tejedor, profesor de Alimentación de la Universidad Internacional de La Rioja.
Aunque "comer de táper" puede ser tan saludable como hacerlo en casa, hay que tomar ciertas precauciones para evitar la proliferación de bacterias como la salmonelosis o la e-coli, medidas que pasan, fundamentalmente, por cocinar suficientemente los alimentos e intentar conservarlos el mayor tiempo posible refrigerados.
Pero el punto de partida para alguien que opte por el uso de las tarteras es elegir un buen envase para transportar la comida. Así, para evitar la contaminación a través del desprendimiento de aditivos del plástico, lo idóneo es optar por envases vidrio, aunque no siempre son la opción más cómoda, debido fundamentalmente a su peso.
En cualquier caso, existen plásticos de uso alimentario que tienen el visto bueno de las autoridades sanitarias y que se identifican en la parte posterior con el dibujo de un envase junto a un tenedor, lo que garantiza que el material ha sido sometido a controles higiénicos, si bien, según afirma Tejedor, siempre es más recomendable calentar los alimentos en platos de vidrio o cerámica.
Para lograr que la comida se mantenga en condiciones óptimas es preferible elegir también una bolsa isotérmica o, en su defecto, introducir placas de hielo.
"Al no tratarse de un envasado al vacío y además estar expuestos a diferentes temperaturas, podrían proliferar diversos tipos de bacterias aerobias; es decir, la mayor parte de las que degradan alimentos y provocan toxiinfecciones alimentarias", ha explicado a Efe el biólogo experto en seguridad alimentaria, Lorenzo Vidal.
Bacterias que pueden desencadenar problemas asociados a una manipulación "insuficientemente higiénica", como los provocados por la escherichia coli o las toxiinfecciones causadas por la salmonella, entre otras. "La proliferación bacteriana siempre está en función directa de temperatura y tiempo", recuerda.
Así, para evitar estos problemas, este experto subraya la importancia de cocinar suficientemente los alimentos. "No dejarlos poco hechos, asegurarse de que la temperatura de cocinado alcanza a toda la masa del alimento y mantenerlos tapados en todo momento para evitar contaminación con otros alimentos crudos o las visitas de insectos".
Y antes de consumir, el profesor Tejedor recomienda calentar los alimentos "más o menos al doble de la temperatura de lo que se hace habitualmente". "Nosotros solemos calentar a 40 grados, por lo que habría que calentar la comida dos veces a la misma temperatura", sugiere.
En cuanto a los alimentos más recomendables para transportar en el tupper, el dietista Samuel Martín recomienda elegir hidratos de carbono como pastas, legumbres o arroz y platos de verdura "que no requieran el frío en exceso para su conservación".
Por el contrario, es recomendable evitar aquellos alimentos que lleven huevo "por su alto poder microbiológico", natas, productos lácteos y cremas elaboradas a base de algún fermento lácteo, así como los pescados de alto contenido en grasa.
Este dietista sugiere los platos únicos compuestos de hidratos, guisos de carne con patatas, pasta en ensalada, arroz cocido con pavo o carnes blancas y todo tipo de legumbres, y añadir un poco de limón o algún elemento ácido para bajar el ph y evitar así la generación de microorganismos.
Fuente: agroinformacion
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