Seco o untuoso, de cabra o de oveja, de Saboya o de d'Abruzzo. Pese a su olor y a un aspecto a veces un poco sospechoso para los no iniciados, el queso espera seducir el paladar chino como ya lo hizo antes el vino.
Es en cualquier caso, la apuesta de los grandes productores europeos reunidos en Hong Kong del 18 al 21 de abril con motivo del "Hong Kong International Cheese Festival", un salón organizado en torno a un mercado que propone más de 120 quesos de calidad.
Los especialistas han pronunciado conferencias e impartido "masterclass" sobre el mundo del queso, sus variedades o su armonía con el vino.
El francés Philippe Marchand, propietario junto con su hermano de las conocidas queserías del mismo nombre en el noreste de Francia, trajo al salón el Saint Nicolas de la Dalmerie, producido en un monasterio de Hérault (sur) y el 'Morbier fermier' (o Fiouve) del Jura (al lado de Suiza).
Asia, para Marchand, es una tierra por conquistar, pese a que el queso no es en principio un producto tan fácil de vender como la 'baguette' de pan o el champán.
"Hay quesos en China. No es un producto francés, holandés o italino. El queso es un alimento universal", dice a la AFP.
En un intento de combinar sabores locales, para el mercado japonés Philippe Marchand ha creado un queso de cabra fresco con Wasabi, este condimento nipón utilizado en la cocina del sushi, un matrimonio que a priori parece difícil.
"La combinación de los dos, la cabra fresca y el wasabi, forma un equilibrio justo. Por un lado tiene la untuosidad, la frescura de la cabra, y por otro, la fuerza del wasabi", dice.
Comté del Doubs de Francia, el Pecorino sardo, el Remeker Puur de Holanda o el Barwheys Cheddar escocés... En Hullett House se ha instalado un mercado del queso que envuelve con los efluvios de las cremas y los cuajos este viejo hotel prestigioso en la excolonia británica.
Como en el caso del vino, que ha conquistado en pocos años el paladar de los chinos, la idea es asociar el queso a cierto tipo de vida susceptible de seducir a las clases medias y altas.
Y es que el queso tiene que ver con la cultura y la identidad de un pueblo, pero los chinos apenas tienen referencias en la materia, dice Tricia Bey, productora escocesa.
No obstante, "hemos encontrado que los asiáticos están muy abiertos, y muy interesados en todos los tipos de quesos. Quizá en Europa, de donde venimos, la gente está más apegada a las tradiciones, y sobre todo algunos de los quesos que adoran", dice.
Tina Li, una abogada hongkonesa, confiesa que "ha tardado varios años en apreciar" el queso.
"Porque crecí sin haberlo comido nunca. Pero lo probé en Canadá, y he comido mucho cuando vivía en el extranjero. Y hoy me encanta", confiesa.
Para Kenny Chen, agente de seguros, el "folclore" es tan importante como el propio queso.
"Esto me trae buenos recuerdos. Fui a una tienda de quesos en Holanda, en Amsterdam. Me encantó el mundo que rodea a los quesos y las historias que contaba la gente".
Los productores de queso europeos sueñan con hacer en China lo mismo que han conseguido los viticultores: transformar un país que no conocía prácticamente nada del vino hace diez años en uno de los principales importadores y consumidores del mundo.
China, Hong-Kong incluido, era en 2012 el tercer mercado exterior para el vino francés con 842 millones de euros, por detrás de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Fuente: univision.com
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