Hace poco más de un año, la Escuela de Salud Pública de Harvard realizó importantes modificaciones a la versión My Plate que diseñó el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para sustituir la Pirámide de los Alimentos que había sido hasta ese momento la guía casi universal de la nutrición.
Los argumentos que se pusieron de manifiesto en aquel entonces me parecieron bien acertados: la iniciativa de la Primera Dama Michelle Obama era hacer más accesible todo el entramado nutricional que significaba la pirámide, en una versión más simplificada, como fórmula para mejorar los hábitos de alimentación de la población norteamericana, azotada por la pandemia de la obesidad.
Sin embargo, rápidamente diversas instituciones (entre ellas la Escuela de Salud Pública de Harvard) dieron respuesta a la propuesta My Plate, argumentando entre otras cosas, la ausencia de algunos grupos alimentarios como los lípidos. En tal sentido, realizaron la siguiente propuesta, que a la fecha no ha sido modificada por la USDA (situación que me parece curiosa pero que no pretendo comentar en este momento).
"Tome agua, café o te. En el Plato Saludable, complete sus comidas con un vaso de agua, o si lo prefiere, una taza de te o café (con poca o ninguna azúcar). Limite la leche y los productos lácteos a una o dos raciones diarias, ya que está comprobado que un consumo elevado está asociado al incremento en el riesgo de cáncer de próstata y ovario".
Fíjese que he resaltado (no por casualidad) el asunto de los lácteos, pues desde hace tiempo he venido leyendo posiciones bastante radicales con respecto a su consumo. Incluso en traducciones del artículo original de Harvard se "omite inocentemente" las líneas que he resaltado en esta publicación.
En lo particular, prefiero alejarme de los extremos y me sitúo en una incómoda posición "central" que me permite ver ambos lados de la situación para entenderlas y procesarlas. Repito, no es un ejercicio cómodo, pero me permite ser objetiva y hasta ahora me ha funcionado, en especial pues considero que la alimentación como proceso consciente pasa por la toma de decisiones que implican moverse por todas las facetas del espectro y tomar decisiones asertivas con la mayor cantidad de información que se pueda tener.
Ya en nuestro taller "Alimentación nutritiva en casa" hicimos una modificación a la propuesta My Plate, adaptándola a nuestro entorno, pues si bien es cierto que no tenemos por costumbre acompañar las comidas con bebidas lácteas, tampoco tenemos el hábito de tomar agua, en una versión humana de "camellos". De hecho, nuestra versión local del Plato Saludable incluye que las personas estén muy atentas al tamaño de las porciones.
Volviendo al tema de los lácteos, cuando me preguntan cómo hago el aporte de calcio al niño si dejo de darle leche de vaca, le contesto: Preguntemos a una mami con un niño intolerante a la lactosa cómo lo hace y aprendamos de ella. Lo cierto es que existen más de 20 alimentos que son una magnífica fuente de calcio, entre ellos el brócoli; así que la sabiduría de la naturaleza nos reconforta y nos protege.
La clave entonces es tener la información adecuada y esa es nuestra razón de ser compartir con ustedes la mayor cantidad de información, de una manera accesible, de fácil comprensión para usted, evitando ofrecer "fórmulas mágicas" que le resuelvan el problema. Por el contrario, nos gusta proponerle varios argumentos, para que pueda desarrollar esa capacidad para tomar sus propias decisiones y hacer honor a la frase que dice: "La alimentación es un acto consciente".
En nuestras actividades vivenciales sucede constantemente: nosotros proponemos y al final la decisión está en sus manos. Si su mente y su cuerpo estaban listos para recibir la información, seguramente buscará la forma de "hacerlo diferente" y esa, mi gente saludable, es una experiencia única. Hasta la próxima.
fuente: entornointeligente.com
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