AGRO 2.0 Tecnología de conservación

Cuando se habla de tecnología en el sector agrario se asocia a aspectos tan necesarios para mejorar la productividad como la maquinaria, los fitosanitarios, la mejora genética, la robotización de explotaciones ganaderas, la tecnología de riegos, de piensos, los fertilizantes, etc. Pero hay dos importantes confusiones. La primera de ellas, el error asociado de que todos estos avances van en contra de la sostenibilidad medioambiental de la producción agroalimentaria. La segunda, pensar que otras tecnologías y sistemas productivos, con una imagen más sostenible desde una perspectiva medioambiental, no se basan también en un avanzado desarrollo tecnológico; es el caso, por ejemplo, de la lucha biológica contra plagas o de la agricultura de conservación.

La Asociación Española de Agricultura de Conservación-Suelos Vivos forma parte de la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible (PTAS). Su objetivo es potenciar este modelo productivo en el sector agrario. Contra lo que se puede suponer de forma intuitiva, este sistema no renuncia a la productividad a cambio de sostenibilidad ambiental. La realidad es que se trata de un sistema de explotación agrícola que, aplicado en un territorio adecuado, con cultivos que lo requieran y con la tecnología necesaria, aumenta la eficiencia y la viabilidad de las explotaciones. Como dice el aforismo, no hay tecnología buena o mala, sino una correcta o incorrecta aplicación de la misma.

Este modelo agrario, además de incrementar la eficiencia de determinados cultivos, permite reducir la erosión de los suelos agrícolas, favorecer la biodiversidad, aumentar la fertilidad natural de los suelos, reducir la emisión de dióxido de carbono, mejorar la capacidad de retención del agua y disminuir la contaminación de las aguas. Muchas ventajas para que pasen desapercibidas. Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO) ha calculado que la agricultura de conservación permite reducir hasta un 22 por ciento las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Fuente: abc.es