¡Coma orgánico!
Este es el eslogan del ciudadano sano, en buena forma y concienciado. Famosos como Gisele Bündchen y Angelina Jolie siguen una dieta orgánica, que no solo es sana, sino que también está de moda. Por ello, la demanda de alimentos orgánicos ha aumentado en Norteamérica y Europa. ¿Pero es solo para famosos y gente adinerada, o puede la agricultura orgánica alimentar al planeta?
“Los países ricos están imponiendo los gustos más exquisitos a las personas más pobres”, advierte el profesor de Harvard Robert Paarlberg. Paarlberg explica que el romanticismo medioambiental perjudica a África, impidiendo los avances en la agricultura con base científica al mantener un enfoque de tipo autóctono, tradicional y agroecológico”.
Norman Borlaug, el cerebro de la Revolución verde de la década de 1960, habría estado de acuerdo. Borlaug pensaba que los fertilizantes químicos y las semillas modificadas genéticamente lograrían acabar con el hambre en el mundo. Un reciente estudio [EN] que señala que los cultivos orgánicos tienen un 25 por ciento menos de rendimiento que los de agricultura industrial parece darle la razón. Aunque es cierto que la Revolución Verde logró impulsar la producción agrícola, el número de víctimas del hambre aumentó enormemente en las décadas sucesivas.
¿Significa esto que la agricultura orgánica puede ser la solución?
El estudio que concluyó que los rendimientos de los cultivos orgánicos eran menores también señaló que, con una buena gestión, la agricultura orgánica puede lograr la misma producción que la industrial. Otros estudios indican que en áreas propensas a las sequías, la agricultura orgánica produce mayores rendimientos que la industrial. Por ejemplo, en Etiopía, los campos con diversidad de cultivos y que no usan insumos químicos producen un 30 por ciento más que los monocutlivos de tipo industrial durante los años con lluvias regulares, y un 60 por ciento más en años de sequía.
Barry Estabrook, una de las figuras más destacadas en políticas alimentarias, no solo cree que los alimentos orgánicos pueden alimentar al planeta, sino que “es la única esperanza de lograrlo”. Estabrook señala que la agricultura industrial agota con rapidez los nutrientes del suelo y crea problemas ambientales, mientras que la agricultura orgánica es “regeneradora”, lo que significa que mejora la calidad del suelo y permite a los campesinos ahorrar dinero en fertilizantes y pesticidas, requiere menos insumos y energía y puede ayudar a mitigar las emisiones globales de CO2.
Si la agricultura industrial no recibiera tantos subsidios, los productos orgánicos podrían ser mucho más baratos. Según Estabrook, no existe evidencia científica de que la agricultura orgánica no pueda alimentar al planeta. Con ello se refiere a un informe de la Asociación Británica del Suelo (British Soil Association) que descubrió que, de los 98 estudios sobre agricultura orgánica elaborados entre1998 y 2007, todos concluyeron que ésta era capaz de alimentar al mundo.
¿Es realmente necesario elegir entre una u otra? Vea el programa Hambre Cero de Brasil. En 2003 el Presidente Lula da Silva lanzó un programa integrado y completo de apoyo tanto a las pequeñas granjas orgánicas y familiares como a las industriales. Logró alimentos para 12,4 millones de familias brasileñas.
¿Estamos obligados a elegir todo orgánico o todo industrial a la hora de alimentar al mundo, o ambos sistemas pueden ir juntos? Únase al movimiento EndingHunger en Facebook y Twitter para compartir sus ideas sobre un futuro más sano y sostenible
Fuente: endinghunger.org
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