La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha comenzado a promover un programa orientado a una postura más responsable de los consumidores respecto a sus alimentos. El programa llamado “Piensa, come, conserva” debe mover a los consumidores a que no boten productos alimenticios, no compren alimentos superfluos y que no se dejen llevar por la publicidad comercial.
En la ONU se considera que botar alimentos es dañino tanto desde el punto de vista económico, como desde la vertiente de la protección del entorno. Un consumo no económico lleva, entre otras cosas, al alza de precios en los mercados de alimentos. Amén de esto, no es ético: mientras en algunas regiones la gente pasa hambre, en otras gran cantidad de alimentos va a parar a la basura. El programa de la ONU es un paso de propaganda y las grandes pérdidas de alimentos es consecuencia de una baja calidad de productos, asevera el experto del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias Andrei Volodin.
—La calidad de los alimentos en los últimos veinte a veinticinco años empeora rápidamente y la ONU no ha hecho esfuerzos suficientes para acabar con este proceso, al menos suspenderlo. La idea de sacar máximos beneficios de la producción agropecuaria predomina. Además, esta idea está “aderezada” con una amplia publicidad comercial, no siempre verídica. Ahora, cuando la ONU se ha incorporado al proceso de mejoramiento de la calidad de alimentos, esto no nos parece muy convincente. Un efecto real del mejoramiento de los productos agropecuarios puede ser proporcionado por un estricto control estatal de su calidad. Pero no lo aceptarán las corporaciones transnacionales que producen dichos alimentos.
En el contexto de la continuación de la crisis económica, financiera y alimentaria las exhortaciones a la parsimonia y a la responsabilidad social son bien justificables, comenta por su parte Alexander Zhuchenko, miembro de la Academia de Ciencias Agrícolas de Rusia.
—Es un programa objetivo en la actual situación de eclosión demográfica, de disminución de reservas de recursos energéticos, de contaminación cada vez mayor del entorno. Por cierto que este debe ser un sistema integral de economía.
Las pérdidas que se deben a que los consumidores echen alimentos a la basura no es sino la cima de un iceberg. Los productores sufren las mayores pérdidas en los países en desarrollo. Esto se debe a la ausencia o a la lenta implantación de nuevas tecnologías. Debido a los viejos métodos de almacenamiento y transformación de alimentos, su parte considerable se pierde antes de pasar a la mesa del consumidor. Para aminorar estas pérdidas es indispensable desarrollar la producción en la agricultura, coordinando la colaboración en la esfera agraria. Por esta vía van, por ejemplo, los países del BRICS, grupo de cinco países en rápido desarrollo con una población de casi tres mil millones de almas, resaltó Andrei Volodin.
—La calidad de los productos en la India y en China está un tanto exagerada. Aquí basta hojear periódicos indios o chinos para ver mucha crítica en este sentido. Pero la propia idea de la colaboración interestatal en el marco del BRICS brinda la posibilidad de acentuar el control de la calidad de los productos.
Es probable que el siguiente paso de la FAO sea una exhortación a los productores mundiales. Pero, teniendo en cuenta que los consumidores cuentan seis mil millones de personas, la exhortación a la parsimonia tiene gran importancia. Lo esencial consiste en que este mensaje llegue a cada una de ellas.
fuente: spanish.ruvr.ru
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