A pesar de su reducido volumen, menos de un metro cúbico, el nuevo satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA), el Proba-V, llevará a cabo una misión de gran envergadura: fotografiar cada dos días el crecimiento de la vegetación y los cambios en la cubierta verde de todo el planeta.
Este satélite en miniatura permitirá alertar a las autoridades cuando exista el riesgo de perder una cosecha y realizar un seguimiento del avance de la desertificación y la deforestación. Los expertos en perspectivas agrícolas globales preveen un aumento en la demanda mundial debido al crecimiento de la población —que no va acompañado de mayores cosechas—, de modo que los alimentos básicos, como los cereales y las legumbres, se convertirán en materias de gran valor estratégico susceptibles de exportarse a buen precio.
Además, sometidas a los avatares del clima, mientras en unas regiones una sequía puede arruinar la cosecha, en otras podría verse favorecida y recolectarse excedentes, por ello resulta indispensable contar con previsiones para ayudar a compensar estos desequilibrios entre regiones. Es para aprovechar estas oportunidades comerciales, que la Comisión Europea junto a Bélgica, Francia, Italia y Suecia, lideran este proyecto y no renunciar a poseer un satélite propio.
Por otra parte, el estado de los bosques o el alcance de un gran incendio puede afectar al cambio climático a corto plazo. La vegetación continental, además de los oceános, son el principal regulador de los flujos de agua y gas carbónico entre la tierra y la atmósfera. Entre los resultados de las anteriores ediciones del programa ‘Vegetation’, se encuentra la evaluación de la deforestación en las regiones tropical y boreal, junto a su influencia en el cambio climático. Es por eso, que conocer los cambios sufridos por la biósfera, tanto los debidos a la acción del hombre como aquellos de origen natural, supone una necesidad política de primer orden para planificar las acciones a tomar por los gobiernos de cara al futuro.
Entre otras utilidades para las que está diseñado el satélite, se encuentran las previsiones de los recursos hidrológicos, medir el alcance de las zonas nevadas en la estación fría o la evolución de la capa de hielo en los polos, así como realizar seguimientos de fenómenos meteorológicos extremos, como son los tifones y huracanes. Del mismo modo, ayudará a evaluar los efectos provocados por los volcanes.
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