Quien consume comida expuesta por mucho tiempo al calor ambiental y mal conservada podría sufrir vómitos, dolor estomacal, náuseas, dolor de cabeza, fiebre y podría terminar en el hospital víctima de enfermedades gastrointestinales, advirtió hoy el Colegio de Nutricionistas del Perú. La especialista de Gestión de la Calidad e Industria Alimentaria de dicha orden profesional, [...]
Quien consume comida expuesta por mucho tiempo al calor ambiental y mal conservada podría sufrir vómitos, dolor estomacal, náuseas, dolor de cabeza, fiebre y podría terminar en el hospital víctima de enfermedades gastrointestinales, advirtió hoy el Colegio de Nutricionistas del Perú.
La especialista de Gestión de la Calidad e Industria Alimentaria de dicha orden profesional, Nathaly Aguilar, sostuvo que es necesario tener en cuenta que vivimos en una ciudad húmeda, lo que, agregado a las altas temperaturas del verano, favorecen el desarrollo acelerado de microorganismos dañinos para el organismo.
“Por esa razón, antes de elegir algún alimento que se expende en la vía pública lo más conveniente es fijarnos que el lugar y el expendedor presente buenas condiciones de higiene y de conservación de los productos que se van a consumir, a fin que evitemos desagradables enfermedades causadas por microorganismos dañinos”, explicó.
Entre las enfermedades que se pueden contraer por ingerir comidas contaminadas figuran la salmonelosis, shigelosis, enterocolitis, listeria y otras infecciones bacterianas.
Aguilar remarcó que a quienes se debe cuidar principalmente en época de calor son los niños, ya que las diarreas agudas o las enfermedades causadas por alimentos en mal estado los afectan, se compromete también su potencial de crecimiento y desarrollo.
Respecto a la mejor forma de conservar los alimentos para evitar su descomposición en épocas de calor o que pierdan su valor nutricional, la especialista recomendó una adecuada refrigeración sobre todo de los alimentos de vida corta, como son la leche, carnes, huevos, verduras y frutas.
También los preparados y precocidos, que deben ser refrigerados y/o congelados, según sea el caso. Se debe verificar las temperaturas de cinco grados centígrados para refrigeración y menos 18 grados centígrados para congelación.
Aconsejó asimismo, que se evite el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados y que los productos que se descongelen ya no deben volver a ser congelados.
Otra recomendación es comprar la “justa medida” para no prolongar el tiempo que se mantengan guardados en casa antes de su consumo y verificar las fechas de vencimiento y guardar en envases originales, ordenados y separados para permitir la circulación del aire.
“Se debe tener en cuenta una rotación siguiendo el criterio de que los primeros alimentos en entrar deben ser los primeros en salir”, indicó.
Respecto a los alimentos de vida más prolongada, como la mayoría de condimentos, especias, sal, azúcar, menestras, algunos cereales, Aguilar indicó que estos deben conservarse en lugares ventilados, en estantes que no entren en contacto con el piso, la pared o el techo. Además, dijo, todos los productos a granel deben estar tapados y rotulados con sus nombres.
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