El 2013 ha sido declarado como el “Año Internacional de la Quinua” por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en reconocimiento a la potencialidad nutricional de este grano andino, originario de nuestro país. La quinua es considerada un alimento de calidad, estratégico en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
Cerca del Día Mundial de la Alimentación y con una población mundial de más de siete mil millones de personas, el comercio agroalimentario se han convertido en un proceso complejo dada la coyuntura que vienen atravesando la producción e industrialización de alimentos. En este escenario, la quinua parece constituirse en una excelente alternativa a pesar de la inseguridad alimentaria y la inestabilidad de los precios global.
En nuestro país, el análisis acerca de las perspectivas en los agronegocios de la quinua debería incluir tres aspectos, herramientas, estrategias y gestión. Se debe tener en cuenta que las oportunidades de negocios sólo podrían concretarse si logramos articular estos niveles entre sí. Como en otros temas, nuestros agronegocios se desarrollan sin tener en cuenta estos vínculos, tan necesario en estos tiempos de crecimiento.
Así por ejemplo, en un primer nivel encontramos grandes problemas en lo que respecta a la asociatividad de los productores, competitividad de productos, inocuidad en los procesos y la sostenibilidad de los negocios. Sin embargo, el Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI) señaló que las exportaciones de quinua crecieron 100 veces en la última década y se prevé que podríamos ser el primer productor mundial de este grano en el 2016.
En un segundo nivel, los problemas se agudizan aún más dada la falta de apoyo a la investigación, la ausencia de incentivos a la innovación que sólo se traduce en temas gastronómicos, un limitado manejo de la información y el escaso apoyo al desarrollo de la inteligencia comercial. En este caso debemos tener en cuenta que según PROMPERU las nuevas oportunidades comerciales se encuentran en los productos orgánicos, nutracéuticos y specialty foods. En el caso de la quinua, este es un camino a explorar.
Finalmente, en el tercer nivel encontramos que aún no hemos implementado políticas de gestión ambiental a fin de evaluar la vulnerabilidad frente al cambio climático y en la gestión tecnológica aún nos queda pendiente financiar estudios para el mejoramiento genético de las semillas. En este sentido, habría que aprovechar que este año el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) declaró a la quinua como producto bandera. Esto debería ser el inicio para revalorizar este grano andino.
En la gestión de calidad, se incumplen medidas de control sanitario en el uso de pesticidas mientras que en la gestión empresarial aún nos falta generar productos con valor agregado en busca de consolidar nuestra oferta exportable. Al respecto, la Asociación de Exportadores (ADEX) informó que las exportaciones de granos andinos en el primer semestre del año experimentaron un crecimiento del 63% con respecto al 2012. Estamos realmente preparados para cubrir la demanda futura?
Nos queda claro que la quinua es un producto con características particulares como su adaptabilidad medioambiental, su alto valor nutricional y su gran potencial gastronómico. Sin embargo, si no ponemos atención a solucionar los problemas antes mencionados todas nuestras proyecciones se quedaran simplemente en proyectos. Universidad, Estado y Empresariado tienen el reto de concretar el negocio de la quinua. Hay mucho por trabajar.
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