Edgar Rodríguez es fitopatólogo y profesor principal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Piura. En los últimos quince años se ha dedicado a estudiar una enfermedad que hoy preocupa a los productores y exportadores peruanos de mango: La Lasiodiplodia, causante de la muerte regresiva del frutal. Según un estudio que realizó el año pasado en Piura, su incidencia se ha incrementado a niveles nunca antes registrados.
¿Cuándo comenzó a investigar esta enfermedad?
El tema se empezó a conocer en 1998, cuando se presentaron las primeras plantas muertas por este patógeno a raíz del Fenómeno del Niño. Era un tema nuevo. Se hizo el diagnóstico y en 1999 se publicó que era la Lasiodiplodia teobroma el agente causal de la muerte regresiva en mango. En aquella época sólo se veía la muerte regresiva en ramas y la defoliación, pero no se veían daños en frutos. Estos se empezaron a ver en el año 2000, cuando comenzamos a hacer investigaciones en fruto a nivel de mercado. Entonces, todas las patologías de fruto se las asignaban al Colletotrichum, que es otro patógeno importante en mango. En 2001 detectamos que el 25% de frutos afectados ya presentaban problemas con Lasiodiplodia. El problema se manifiesta como una pudrición a nivel de pedúnculo y se extiende en la pulpa. Con el correr de los años se empezó a presentar en destino. Los agricultores cosechaban el mango supuestamente sano y la enfermedad aparecía en el trayecto, a medida que maduraba.
Pero también la investigó en otros productos agrícolas…
En 2003 empezamos hacer investigaciones en palto, porque este hongo es inespecífico: afecta al mango, al palto, la vid, el cacao y el banano. En palto, además de la muerte regresiva y la pudrición de pedúnculo en fruto, se presenta una cancrosis, que se manifiesta como daños en la corteza. En uva, cuya siembra masiva en Piura empezó en 2005, comenzamos a trabajar hacer dos años y hemos reportado el problema este año. En uva se manifiesta como muerte de brazos o regresiva. Se da una necrosis en la base de las racimas, que estimamos se da por un ataque inicial de Mildiú.
¿Con qué intensidad se presenta la enfermedad?
El problema se presenta en Piura con mayor intensidad en mango. Le sigue el palto. En uva, no hay un impacto directo en el fruto, si no que las racimas que están en un brazo, también se mueren puesto que se muere el brazo. En la base de las racima hemos visto una incidencia del 2%.
¿Qué puede hacer el agricultor para prevenir su aparición?
Hay un tema cultural, que consiste en hacer podas sanitarias tempranas y focalizadas apenas se vean los síntomas de la enfermedad, en el caso de muerte regresiva. Además, los restos vegetales podados deben eliminarse del campo, porque si no el hongo va a seguir reproduciéndose. También hay que hacer una aplicación a la planta misma de sulfato de cobre sistémico, que es el producto que mejor resultados ha dado. Como el mango y la uva sufren podas todos los años, hemos fijado tres aplicaciones: después de la poda, al inicio de la floración y cuando el fruto empieza a desarrollarse. En uva recomendamos hacer tres aplicaciones: durante campaña; después de la cosecha, cuando comienza la poda; y durante el desarrollo, antes de la floración y de la formación en baya, ya que ayuda a controlar la Botrytis. En palta, es igual que en mango.
Algunos exportadores están preocupados también por la Antracnosis.
La Antracnosis es un problema que se presenta en fruto y es causada por el hongo Colletotrichum. La infección se inicia durante la formación de fruto. En otros países se presenta durante todo el desarrollo vegetativo de la planta. Nosotros lo tenemos solo en fruto. Por eso, sugerimos que en la floración se haga una aplicación de sulfato de cobre sistémico.
¿Cómo seguirá su investigación sobre Lasiodiplodia en el corto plazo?
Hemos hecho un muestreo fitopatológico de muerte regresiva en 4.000 Has de las 18.000 Has que tiene Piura. Este trabajo ha sido financiado por la Asociación Peruana de Productores y Exportadores de Mango (Apem), que está interesada en que sigan las investigaciones. En primer lugar, este trabajo consiste en visitar a todos los productores que tengan mango y evaluar qué porcentaje de plantas enfermas tienen. En segundo lugar, en tomar muestras y llevarlas a laboratorio para determinar de qué especies de Lasiodiplodia se trata.
¿Cuándo empezarían este trabajo?
Después de la cosecha, en enero, y duraría hasta diciembre. Es un trabajo que lo hacemos en coordinación con Senasa y Apem. Usamos el sistema obligatorio de visitas de campo de Senasa.
¿Cuál es el costo económico de esta enfermedad?
No se ha determinado, pero debe de ser grande porque afecta al fruto, que es el producto final.
¿Ha habido devoluciones de mercados por este problema?
Claro. El tema es que eso no lo comentan las empresas porque a nadie le gusta dar a conocer que se han cometido errores. Por ejemplo, si en un contenedor detectan un fruto con Lasiodiplodia todo se va al agua.
¿No sirve el tratamiento hidrotérmico?
No, no funciona. Hay que hacer tratamiento químico anterior. Incluso el tratamiento pos-cosecha está limitado por los límites de residuos de pesticidas. Antes se hacía un tratamiento en la planta con Benomyl, que ahora está prohibido.
¿Es esta enfermedad un resultado del cambio climático?
No creo. Lo hemos tenido desde mucho antes. Pero el cambio climático predispone a la planta a que el daño se incremente.
La humedad incide en su aparición, según comentó en su exposición en el congreso (Rodríguez expuso ayer sobre la evolución de Lasiodiplodia en cultivos de exportación) .
Sí, en la estructura reproductiva del hongo. Con humedad y luz el hongo se reproduce.
¿Cuál es la causa principal de su aparición?
Este hongo vive en la naturaleza, pero nosotros hemos provocado que se incremente porque no le hemos dado la atención debida. Hablar de la Lasiodiplodia hace quince años atrás era una locura. Nadie creía en esto, porque era considerado un patógeno débil o secundario, que puede que lo sea, pero necesita atención. A mí lo que me interesa saber es si este patógeno causa o no daños económicos.
¿Van a establecer los daños económicos en esta próxima etapa que comienza en enero?
Se pueden hacer estudios de impacto económico, pero el tema es que no tenemos mucho acceso a la información. Necesitaríamos que las empresas nos digan cuántos contenedores han sido devueltos; en cuántos ha aparecido. Eso es imposible obtener.
Entonces, sí ha habido devoluciones…
Sí, en mango; en palto; y en banano, en cada momento. Pero hay que solucionar el problema e investigar.
¿Hay algún plan específico para erradicarla?
Ahora estamos empezando lo que se debería haber hecho hace quince años. Estamos monitoreando nuevamente para ver cómo estamos y ya sabemos que se ha incrementado un montón. Entonces, hemos hecho alianzas estratégicas con los productores de mango interesados en el tema y el Senasa, que tiene la logística. Nosotros hacemos los análisis. Queremos hacer una evaluación más minuciosa para saber cómo estamos. Ya sabemos qué producto es mejor para prevenir. Ahora falta que una entidad estatal recomiende a los agricultores utilizarlo. Hay que distribuir en cartillas los resultados de las investigaciones en un lenguaje sencillo. En el futuro, de forma paralela, vamos a hacer nuevas investigaciones, porque en patologías de mango, ya no sólo hay problemas de pudrición de pedúnculo con Lasiodiplodia y Antracnosis, sino también problemas de mancha de fruto, con Alternaria y Aspergillus. Hay que empezar a investigar cómo controlarlos. En 2014 vamos a empezar en eso. Creo que estamos por buen camino.
Dato
- En 2012 Rodríguez y su equipo realizaron cuatro estudios, que serán publicados en 2014:
• ¨Reevaluación de las patologías del fruto del mango¨
• ¨Incidencia y severidad de la muerte regresiva del mango en Piura¨
• ¨Control químico de la muerte regresiva y pudrición peduncular del mango¨
• ¨Evaluación de la incidencia y etiología de la muerte regresiva en vid¨
- El segundo estudio reveló que el índice de severidad de la Lasiodiplodia en los valles de Alto Piura, El Chira y San Lorenzo era de 2.36, 2.31 y 2.16, respectivamente. Según este índice, el grado cinco representa la planta muerta. El estudio también reveló el incremento de la incidencia entre las campañas 1998-1999 y 2012-2013. Esta pasó de 0.9 a 8.72 en Alto Piura y de 0.89 a 6.31 en San Lorenzo. En El Chira, donde no se disponían de registros para la campaña 1998-1999, llegó a 11.2, posicionándose como el más afectado.
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