La superficie de soja experimentará una ampliación de 7% sobre el área sembrada de la zafra anterior 2012/2013, que representaría un incremento de 220.920 hectáreas, según indicó Héctor Cristaldo, presidente de la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP), tras el acto de lanzamiento de la zafra sojera 2013/2014, desarrollada en San Cristóbal, Alto Paraná.
Así, se llegará a 3.376.920 hectáreas la superficie de siembra de la oleaginosa, que arrancó ayer en medio de algarabías del sector productivo, tras el veto presidencial al proyecto de ley que grava las exportaciones granos en estado natural hasta el 10%. A modo de ilustración, esto representa 14 veces la superficie del Departamento Central; el doble de la superficie total de Itapúa o 7,5% del total del país. La contra cara de la expansión sojera es la expulsión campesina, según analistas. Cristaldo indicó además, que los precios internacionales de la oleaginosa complican el escenario y más aún cuando existen presiones, como la implementación de nuevas medidas impositivas para el sector productivo. Efectos. Según Ramón Sánchez, presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), el trabajo de la gente en el campo posicionó a Paraguay como un jugador de clase mundial como proveedor de alimentos. Entre el año 1990 y el 2012 se ha aumentado la producción de granos siete veces mientras que el área sembrada solo se multiplicó por dos, en una muestra clara de la gran eficiencia del sector productivo. Agregó que los productores agropecuarios han sido el motor del cambio en el Paraguay, porque gracias al trabajo eficiente y dedicado, con empeño e incorporación de tecnología y conocimientos, en los últimos 10 años el PIB per cápita creció cuatro veces. El presidente de la UGP también indicó que mediante el trabajo se pudo lograr pasar de ser importador de trigo a exportador de harina, potenciando una cadena de industrialización. Despectivos. La presidenta de la Central Nacional de Cooperativas Unicoop, Simona Cavazzutti, indicó que el sector productivo se cansó de ser tratado como muñeco sin vida por la población, principalmente por gente que ni siquiera logró pasar Calle Última; por lo tanto no conoce el campo, pero hoy cuestiona, critica e insulta a la gente que trabaja en la agricultura. La productora indicó que entienden que esa gente que maldice la producción no conoce la realidad de los productores, pero que se siente un cierto grado de envidia para calmar sus frustraciones. El presidente de la Fecoprod (Federación de Cooperativas de Producción), Eugenio Schoeller, dijo que no es justo que la población vea a los productores como criminales, cuando son encargados de generar la alimentación diaria, que es una de las formas más nobles de trabajar. |
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