La Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), que alberga la FAO, y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han acordado unir sus fuerzas para ayudar a los países a un mejor manejo del gas bromuro de metilo, dañino para la capa de ozono y utilizado como plaguicida, y de ese modo evitar la propagación accidental de plagas y enfermedades.
En un nuevo Memorando de Entendimiento firmado en la sede de la FAO en Roma, la CIPF y la Secretaría del Ozono del PNUMA se han comprometido a trabajar en estrecha colaboración para promover una mayor aplicación de las recomendaciones existentes relativas al bromuro de metilo (metilbromuro o MeBr, por sus siglas en inglés), así como para apoyar los esfuerzos para desarrollar tratamientos fitosanitarios alternativos para reemplazarlo, cuando ello sea posible.
Durante décadas, el bromuro de metilo ofrecía una potente herramienta en la lucha contra la propagación transfronteriza de plagas y enfermedades que podían suponer un perjuicio importante en la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia de los agricultores y el comercio.
Pero el MeBr es extremadamente perjudicial para la capa de ozono que protege la Tierra, y en 1991 se añadió a la lista de sustancias controladas en virtud del Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional creado para eliminar gradualmente el uso de tecnologías dañinas para la capa de ozono.
El Protocolo desaconseja el uso de bromuro de metilo para combatir plagas y enfermedades fuera del ámbito cuarentenario durante la producción, pero hace una excepción para su utilización como tratamiento cuarentenario fitosanitario, teniendo en cuenta su eficacia para prevenir plagas y enfermedades.
Cuando no existen o no son viables las alternativas al uso cuarentenario del bromuro de metilo, una recomendación de la Comisión de Medidas Fitosanitarias (CMF) de la CIPF promueve las mejores prácticas de fumigación que pueden limitar las emisiones no deseadas del gas y pide abandonar el MeBr en todo lo posible a través del desarrollo de nuevos tratamientos alternativos.
Para que esto ocurra, las autoridades de protección fitosanitaria necesitan información y acceso a tratamientos alternativos que sean asequibles, eficaces y adecuados a sus necesidades específicas.
El Memorando está destinado a apoyar estos objetivos a través de:
Fortalecer la recopilación de información sobre cómo se utiliza actualmente el bromuro de metilo con fines de cuarentena para identificar oportunidades de cambiar a medidas alternativas
Mejorar la coordinación regional e internacional en materia de gestión del MeBr
Fomentar el intercambio de información y la investigación cooperativa para reducir las emisiones del gas y desarrollar tratamientos fitosanitarios alternativos
Promover mejores prácticas de fumigación con el fin de minimizar las emisiones de MeBr y fomentar un mayor uso de tecnologías para la recuperación y reciclaje del bromuro de metilo.
Datos básicos sobre el Bromuro de Metilo
El bromuro de metilo es un gas incoloro a temperatura ambiente. Se produce a la vez en forma natural y manufacturada. Se calcula que los organismos marinos producen entre mil y dos mil millones de kilogramos cada año. El MeBr también es liberado en pequeñas cantidades por algunas plantas terrestres. Para uso agrícola e industrial, el gas es fabricado haciendo reaccionar metanol con bromuro de hidrógeno.
El MeBr tiene potentes propiedades insecticidas, fungicidas y herbicidas, y desde la década de 1950 se ha usado ampliamente en todo el mundo en las granjas -en la producción agrícola- para combatir diversas plagas en una amplia gama de cultivos y productos madereros y es particularmente importante para fines fitosanitarios como tratamiento cuarentenario.
Cuando se usa como fumigante, el bromuro de metilo se aplica en concentraciones que son sumamente tóxicos para las plagas, así como para las personas. Manipulado de manera apropiada, los riesgos para la salud humana pueden ser controlar. El papel del gas en la destrucción de la capa de ozono es el que ha generado una mayor preocupación.
En 1991 el bromuro de metilo fue identificado por el Protocolo de Montreal como gas que contribuía al agotamiento de la capa de ozono.
Sin embargo, el Protocolo permite el uso del bromuro de metilo como tratamiento cuarentenario. Exta excepción exige que el tratamiento sea realizado o autorizado por una autoridad nacional sanitaria o de protección de plantas, animales, o el medio ambiente y que su objetivo sean plagas cuarentenarias reconocidas oficialmente y que representen una grave amenaza potencial para el destino de las exportaciones.
Estas fumigaciones de cuarentena pueden ocurrir en las granjas o las instalaciones centrales de procesamiento, en aserraderos, silos o almacenes para productos tales como maquinaria y equipos agrícolas o de construcción, madera, flores frescas y bulbos, cereales, heno, paja y algodón, frutas perecederas y productos madereros.
Las fumigaciones realizadas durante la producción, para plagas no cuarentenarias, no están exentas de la eliminación gradual establecida en virtud del Protocolo de Montreal, y como resultado, en la última década se ha registrado un descenso constante en el uso de bromuro de metilo.
Fuente: ambientum.com
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