AGRO 2.0

AGRO 2.0 Mecanismos de conservación, cultivo e Intercambio de semillas criollas en manos de los productores, la necesidad de resguardar sus derechos

Han sido las comunidades campesinas e indígenas, en especial las personas mayores, y las mujeres quienes han conservado esta sabiduría milenaria hasta nuestros días. Reproducir e intercambiar libre y solidariamente las semillas, decidir cómo y qué cultivar para comer una comida saludable y hacerlo en armonía con la naturaleza, han sido por milenios, las bases de una agricultura orientada a garantizar la soberanía alimentaria de los pueblos y las naciones."
I- Introducción
En la actualidad se continúa un debate iniciado hace tres décadas relacionado con el rol de la ingeniería genética y la transgénesis en el desarrollo – y no en el crecimiento – de las actividades agrarias, así como su posible impacto en el ambiente, en la alimentación y en las relaciones sociales. De la misma manera se discute la necesidad de preservar las semillas criollas e indígenas, que en manos de los productores se han enriquecido, atesorado y cultivado hasta el presente. Este trabajo se propone analizar el lugar que ocupan las semillas criollas, y las plantas de ellas originadas, en las estrategias productivas y alimentarias de las comunidades que habitan territorios rurales y periurbanos de nuestro país y de cómo estas prácticas pueden verse amenazadas por procesos y toma de decisiones como la expansión de los cultivos transgénicos o la sanción de una ley de semillas restrictiva. Para lograr estos objetivos se trabajo con fuentes secundarias, se entrevisto a los participantes de ferias de semillas y entrevistó a productores rurales urbanos y periurbanos residentes en diferentes zonas del país.
II- Marco conceptual
La humanidad se encuentra en una encrucijada: producir alimentos para un número creciente de personas y, a la vez, resguardar los bienes comunes naturales. La agricultura moderna basada en monocultivos y el uso de insumos sintéticos determina un importante impacto ambiental, incluido el cambio climático.En la actualidad nuestro planeta se enfrenta a un proceso crítico respecto a la actividad agraria en general y a la producción de alimentos en particular. La actividad está siendo dominada por grandes empresas quienes toman a la producción de alimentos como una actividad económica más, sin atender a las características y ritmos que la producción agraria requiere, manteniendo además una relación instrumental con los bienes comunes naturales. No es un fenómeno desconocido; por el contario, se trata de una fase envolvente del proceso de modernización agrario, conocido como la Revolución Verde (Souza Casadinho, Javier. 2011)[1]
La actual coyuntura de incremento internacional de los precios de los alimentos, que se debe a factores como la concentración de alimentos y granos básicos por parte de empresas transnacionales, la especulación que se da a lo largo de la cadena agroalimentaria y el desinterés de nuestros estados en crear reservas de semillas con miras a la seguridad y soberanía alimentaria, es una oportunidad para colocar el tema de la agricultura sostenible como solución a dicha problemática, de una manera permanente. Hay condiciones propicias para posicionar el tema de la agricultura sostenible a través de un trabajo de incidencia política colocándola en contraposición a la agricultura industrial , hija de la revolución verde, la que no ha resuelto y más bien ha agravado la situación del hambre en el mundo. Paulatinamente, en la medida en que se incorporó a los alimentos como simple mercancías en el comercio internacional, se da paso a una forma de producir en función de la acumulación de la riqueza y no propiamente de la alimentación. El nuevo lenguaje de esta agricultura neoliberal es productividad, competitividad, exportación. [2] (Sancho Barrantes, R., 2010). La vida depende y pende de la semilla, allí se encuentra el principio y el fin del ciclo de la producción campesina, una semilla lleva en sí valores, visiones, y formas de vida que la acercan al ámbito de lo sagrado (Sepúlveda Ruíz, L. 2010)[3].
Los conocimientos de los grupos con los cuales se trabaja, sus lenguas, y la diversidad biológica y cultural autóctona, están amenazados por los rápidos cambios socioeconómicos a los que están expuestos. A medida que los grupos son locales son desplazados de sus territorios subsisten en ecosistemas degradados, a la vez, son absorbidos por la economía globalizada. En esta se deja se deja poco lugar para las prácticas de subsistencia y de manejo de recursos naturales (Relatoría de la 1ºFeria Nacional de semillas, Sembrando Esperanzas, 2010).[4]
La conservación de semillas ancestrales se da en los planos de la cultura, la ética, la política y la espiritualidad. En su reciente publicación de la FAO, “Ahorrar para crecer” se expresa: “Los programas nacionales de de conservación bien consolidados combinados con el incremento de la disponibilidad y distribución de una mayor diversidad inter e intraespecífica serán fundamentales para poner en práctica con éxito la intensificación sostenible de la producción agrícola. Los agricultores en pequeña escala de todo el mundo siguen dependiendo considerablemente de las semillas conservadas por los agricultores y tienen acceso reducido a los sistemas comerciales de semillas. En algunos países, bastante más del 70 % de las semillas, incluidas la de los principales cultivos, se gestionan dentro de sistemas de semillas gestionadas por los agricultores. Tanto los sistemas de conservación de semillas en las explotaciones como los sistemas oficiales serán cruciales para la distribución de material adaptado a la intensificación sostenible de la producción agrícola (FAO; 2011).[5]
III- Discusión
1- La conservación de las semillas.
Han sido las comunidades campesinas e indígenas, en especial las personas mayores, y las mujeres quienes han conservado esta sabiduría milenaria hasta nuestros días. Reproducir e intercambiar libre y solidariamente las semillas, decidir cómo y qué cultivar para comer una comida saludable y hacerlo en armonía con la naturaleza, han sido por milenios, las bases de una agricultura orientada a garantizar la soberanía alimentaria de los pueblos y las naciones (Sancho Barrantes, R., 2010)[6]. Uno de los oficios que existía en la cultura mapuche era el de las curadoras (guardadoras) de las semillas. Una “curadora” es la guardiana de las semillas ya que protege plantas que le han sido encargadas por personas que le han traspasado ese conocimiento, sobre todo en lo que se refiere a medicina y alimentación, y comparte estos conocimientos, como las plantas y semillas con otros para asegurar la continuidad de éstas en la tierra entregándolas responsablemente a personas que sí los van a conservar y mantener para que perduren en el tiempo (Pérez, I. 2011)[7]. Existe un conocimiento atesorado, mantenido, enriquecido y transmitido dentro y entre las generaciones de productores, más allá de los territorios, las subculturas y la disponibilidad de factores de producción.
2- Acciones para valorar, enriquecer y apoyar las prácticas culturales que promuevan y garanticen la reproducción de las semillas criollas e indígenas y la vida sobre la tierra
2-1- Espacios de valoración de los saberes
Se requiere por un lado dejar de erosionar los saberes atesorados por los productores – ya desde las instituciones oficiales cuanto desde las empresas semilleras en la promoción de las simientes mejoradas, cuanto en la posibilidad de expresar en la realidad – en la producción cotidiana- esos saberes. Si bien se reconoce la existencia de espacios como los constituidos en el núcleo de cada familia, las reuniones comunitarias, las ferias productivas locales, las ferias nacionales, provinciales y regionales de semillas, deben profundizarse los sitios y momentos de intercambio. Se destaca la necesidad de recrear espacios de valorización, intercambio, sistematización y reproducción de los saberes dentro de los sistemas formales e informales de capacitación y formación, por ejemplo el sistema público de educación, los sistemas de investigación y extensión agropecuarios, etc.
2-2- La reproducción y conservación “In situ”
El maíz es un claro ejemplo de cómo las comunidades y pueblos originarios fueron capaces, a partir de plantas silvestres de dar origen a una de los mayores alimentos de la humanidad. A partir de la observación, selección y cruzamientos dieron origen a uno de los principales cultivos con capacidad alimentaria del mundo. Varias son los modos productivos que encaran los productores/as para levara cabo los procesos de conservación- enriquecimiento de las semillas criollas. En primer lugar se destaca el respeto por la naturaleza, sus elementos, relaciones, flujos y ciclos
a- Contextualizar, diseñar y planificar actividades en un predio agroecológico.
La semilla es el alfa y omega, el comienzo y el final del proceso de producción agrícola. Las características genéticas que se pueden ensamblar en la semilla le dan forma al proceso de producción a través del cual esa semilla va a pasar. La semilla es un nexo crítico para el capital (Kloppenburg, J.2010)[8]. Se entiende en que los productores analizan, piensan, comparten, ensayan modos de producción en los cuales ponen en práctica diversas actividades, los elementos a incluir, sus necesidades, requerimientos y múltiples relaciones. Se diseña el predio y las actividades a realizar se adecuan a la multiplicidad de cada una.
b- Producción en base a la diversidad biológica
En los pedios donde se cultivan y conservan semillas criollas, por lo general, se fomenta la diversidad biológica, en un marco de diversidad cultural. Saberes y formas de intervención diferentes dan pié a múltiples relaciones entre vegetales, animales y microorganismos. Se tiene en cuenta o solo la diversidad cultivada sino la silvestre en la cual, las hierbas y los insectos juegan un papel fundamental. En los planteos agroecológicos los productores también utilizan abonos orgánicos evitando la utilización de un paquete tecnológico que además de oneroso en términos económicos impacta del ambiente y genera dependencia económica.
c- Manejo ecológico de insectos y enfermedades
En vez de utilizar insumos de síntesis los productores tratan de restablecer ciclos, flujos y relaciones naturales. La adecuada alimentación de las plantas les permite ser menos vulnerables a los insectos, además se restablecen las relaciones entre parásitos y predadores y los insectos fitófagos, brindándoles sitios de apareamiento, alimentación y cobijo.
2-3- Criterios de selección
El seguimiento a campo hace hincapié en detectar las mejores plantas, según los criterios definidos en cada comunidad, descartar las plantas que nos se ajusten al tipo buscado o se hallen enfermas. Por lo general las comunidades prefieren seleccionar y conservar semillas de variedades, ya que son capaces de conservar las características de sus progenitores, son de manejo más sencillo y se adaptan al manejo habitual de los de los productores y a las condiciones se suelo y clima de los territorios. Cada productor en base a sus propios objetivos y variedades a escoger posee sus propios mecanismos de selección, por ejemplo será la mazorca más grande – con más de catorce líneas- y dentro de ellas las semillas del centro, eliminando las semillas de color desuniforme, raquíticas, quebradas o enfermas. En las acelgas se escogen aquellas que florecen más tarde, en los zapallos aquellos de mayor tamaño y que poseen un vivo color “de naranja a rojo”.
Ente las pautas y objetivos para enriquecer, conservar y atesorar semillas se hallan.
a-Calidad alimentaria: Las semillas son atesoradas por los productores, ya por su calidad culinaria como por los contenidos en vitaminas, proteínas, etc. Es el caso, por ejemplo, del arroz negro japonés que se conserva, cultiva e intercambia en la granja Naturaleza Viva, ubicada en el norte santafecino. El mismo posee cerca de tres veces más componentes proteicos que los convencionales[9]. En este caso también se escogen por su sabor, capacidad de ser utilizados en platos o comidas especiales. El maíz amarillo blando avatí chipa (Paraguayo) de mucha presencia en las ferias de semillas, es utilizado tanto en sopa Paraguaya como en el chipá – pan de queso- y en comidas típicas de las zonas Jesuíticas Guaraníes.
b- Productividad.
Cuando se persigue incrementar los rendimientos, se investiga, registra y busca seleccionar las mejores plantas, para que éstas den posteriormente las mejores semillas. Por ejemplo en el caso del maíz, se separan y marcan plantas altas, sanas, de cañas gruesas, presencia de muchas hojas y anchas y que la mazorca inmadura se halle en la mitad de la planta. A su vez se busca que la espiga posea buen tamaño, no muy separado de la planta, debe sentirse que está llena de granos y que las hojas tapen la totalidad de la mazorca.
c- Ciclo productivo.
En este caso lo que se persigue es ir acoplando los ciclos productivos a los requerimientos alimentarios y comerciales de la familia productora. Se destacan los mecanismos utilizados por familias de la región hortícola por ejemplo en la selección de plantas de acelga que respondan tardíamente a la inducción a la floración.
d- Resistencia/tolerancia a las adversidades; insectos y enfermedades, viento, sequía, suelos, etc.
Los productores han sido capaces de seleccionar, reproducir e intercambiar aquellas semillas capaces de tolerar el ataque de insectos, de resistir al viento e incluso adaptarse a suelos arcillosos o carentes de materia orgánica. En este caso las mismas han mostrado mejores virtudes medidas en su capacidad de crecimiento, desarrollo y producción que las variedades foráneas. Más recientemente los productores han sido de incluir entre las dimensiones a tener en cuenta en los procesos de selección a la capacidad de adaptación al cambio climático. En este caso destacan que “las variedades nuestras algunas son resistentes a las heladas, granizadas y las variedades mejoradas son susceptibles a éstos fenómenos”. Para estos cambios de tiempo como sequías e inundaciones, hay que conocer las variedades que son buenas para esos momentos. Hay variedades que necesitan mucha agua y variedades que necesitan poca agua…hay que conocer más nuestras variedades y guardar semillas diversas para esos tiempos y estar al tanto del tiempo (Pratec, 2009)[10].
d- Las semillas que no se hallan en el mercado
Como ya se afirmó la preponderancia del mercado junto a los fenómenos de concentración económica y extranjerización en las empresas semilleras han determinado que las empresas solo produzcan aquello que se adecue alas normativas vigentes – homogeneidad y plasticidad- y se dejen de lado aquello que no de adecue a esos preceptos, además de segregar aquellas semillas “no rentables”. Es por ello que muchas especies y dentro de ellas variedades específicas solo pueden hallarse en las ferias de semillas en manos de los productores. Ejemplo de ellos son los maíces destinados para hacer comidas típicas, la berza, los zapallos de tipo plomo grande, etc.
e- Rescate de valores intangibles
Los productores valorar que a partir de la conservación e intercambio de las semillas se rescata la identidad cultural, se recuperan experiencias y saberes. Además se ponen en práctica dimensiones que recuperan la espiritualidad, las relaciones de trascendencia y los vínculos entre el ser humano y la naturaleza y entre los propios seres humanos. Por último se posibilita una alimentación integral y saludable.
Una vez seleccionadas y marcadas las plantas, cumplido el ciclo de cultivo, ya secas las semillas se guardan en frascos de vidrio, sobre de papel o tarros de hojalata, solas o acompañadas de hojas de plantas de olores fuertes: ají, aguaribay, paraíso. También hay quienes queman estiércol de animales herbívoros antes de cerrar los envases o tratan de sacar el oxigeno. Existe caso en los cuales los productores las guardan en las mismas chauchas y/o mazorcas sin sacar los envoltorios, colgadas en galpones o en las mismas cocinas – el caso de horticultores de Mar del Plata-..
3- Las ferias de semillas
La base de las ferias son la solidaridad, la amistad y la confianza. Se debe creer en la otra persona y en la semilla que esta va a entregar, en su identidad, en su capacidad de germinar y dar una planta lozana y que dé frutos. La conservación e intercambio de la semilla es parte de la cultura, de una manera de ser, de celebrar de relacionarse entre las familias del campo y las poblaciones indígenas (Sancho Barrantes, R., 2010)[11]. Para ello se debe restablecer mecanismos de comunicación pertinentes a fin de intercambiar los saberes relacionados con las prácticas de conservación, cultivo y aprovechamiento integral de la semilla y la futura plantas. El intercambio se constituye en una actividad con profundos significados que van más allá de la propia semilla, se construye un camino profundo, se tienden puentes, a fin de ir relacionándose, de conociéndose con otras personas con el objetivo de soñar otros objetivos y realizar otras actividades. Para las personas las semillas poseen un elevado valor, pero este valor es su valor de uso, por ejemplo su capacidad de alimentar a los seres humanos, y su valor de cambio expresado en aquello por lo cual puede ser trocada: otras semillas, tubérculos o plantines. Solo en pocos casos poseen un valor económico expresado en dinero. En la 1º feria nacional de semillas organizada por diferentes instituciones gubernamentales y de la Sociedad Civil, en el mes de mayo de 2010, se reunieron más de 800 organizaciones de productores de diferente tipo social, organizaciones no gubernamentales e instituciones oficiales, intercambiándose cerca de 1724 muestras de semillas y partes reproductivas[12]. En las ferias de semillas también se recuperan ciertos elementos que hacen al Don, el dar, sin esperar recibir. El intercambio es muy simple; es el cambio de una cosa por otra. Con la reciprocidad tenemos también dos productos pero el donador adquiere un cierto prestigio, un sentimiento de ser el donador, que no tiene aquel que recibe; si el donativo no da a su vez tiene el sentimiento inverso del donador …en el intercambio, encontramos únicamente cosas materiales. En la reciprocidad, hallamos las mismas cosas, pero además algo espiritual, que podemos llamar amistad. (Temple, D. 2003)[13]
4- Semillas y soberanía alimonaría
En la actualidad varias de las dimensiones de la soberanía alimentaria se hallan en peligro, en las cuales las semillas están destinadas a jugar un rol fundamental
a- Producción
Uno de los problemas más graves y determinantes en relación a la soberanía alimentaria es que cada año se incrementa la producción agraria, más producción que se exporta pero menos alimentos. Más vegetales para alimentar cerdos en Europa, tanques de combustibles- los biocombustibles - y rollizos de arboles para las empresas celulosas pero menos alimentos para los seres humanos.
b- Calidad
Respecto a la calidad las comunidades campesinas indígenas y criollas manifiestan la relevancia de las estrategias de conservación de semillas a fin de asegurar la calidad e inocuidad de las simientes y los alimentos de ellas obtenidos, dado que por un lado no se hallan modificadas geneticamente y por otro lado se producen a partir de la biodiversidad, evitando el uso de fertilizantes y agrotóxicos.
c- Acceso
Las comunidades de pequeños productores, incluso los pobres urbanos, ven limitado su acceso en forma continua a los alimentos, ya vinculado ya con la imposibilidad de producir sus propios alimentos ante la dificultad de acceder a la tierra y el agua- como los campesinos Misioneros – como por no de poder obtener los ingresos suficientes para adquirirlos en el mercado, ingresos obtenidos por trabajo genuino como por el acceso a planes sociales.
5-La investigación y atesoramiento de las semillas criollas
Aunque de manera incipiente, se están realizando investigaciones y sistematizaciones relativas a los conocimientos atesorados sobre cultivo y conservación de las semillas y las prácticas asociadas. Existen en diferentes comunidades, ya en manos de asociaciones de consumidores como en organizaciones de la sociedad civil, Casas de las semillas en las cuales se realizan actividades de identificación, acondicionamiento, conservación e intercambio de semillas criollas e indígenas. Dichas actividades se enmarcan dentro de objetivos más amplios en los cuales se busca valorar la identidad de las semillas y las prácticas a ellas asociadas. Un buen ejemplo de este tipo de Banco lo constituye el banco de semillas Ñanderoga, ubicado en la ciudad de Rosario en el cual al cabo de los últimos 20 años, se han atesorado un conjunto amplio de semillas. Vinculado a ésta experiencia se formó la red de madrinas y padrinos de las semillas locales y criollas, que procura mantener viva la diversidad en las semillas y la cultura local. Esta red está integrada por huerteras, huerteros, yuyeros, profesionales, agricultores campesinos emigrados a la ciudad, amigos y vecinos quienes se comprometen con el cuidado de la semilla. Otro buen ejemplo lo constituye la Casa de las semillas de la organización no gubernamental CEDEPO, que ubicada Florencio Varela – Bs. As. – posee desde 2001 un importante cantidad y diversidad de semillas de plantas comestibles, medicinales, tintóreas y forrajeras.
6- amenazas para las semillas criollas e indígenas.
6-1- Las semillas transgénicas
Además de incidir directamente en el cultivo de las semillas criollas – el reemplazo - , estas pueden ser contaminadas con polen de maíz transgénico afectando sus características intrínsecas y con ello su capacidad alimentarita y comercial.
Desde hace más de 17 años se mantienen debates en torno a las semillas modificadas geneticamente - OGM - y a la posibilidad de que causen daño en la salud a nivel agudo y crónico. Existen investigaciones que prenden señales de alarma e invitan a ser más cautos en los desarrollos de investigaciones y cultivo a campo de OGM. Ensayos en ratas realizados en Rusia, por la Dra. Irina Ermakova[14] científica rusa, investigando los efectos en ratas alimentadas con soja Roundup Ready, los resultados fueron dramáticos; incluso se encontraron aparentes efectos generacionales. Un grupo de ratas fueron alimentadas con soja RR antes del apareamiento, durante la gestación y la lactancia. El resultado fue que se produjeron tasas muy altas de mortalidad en las crías de ratas: el 56% murieron durante las tres primeras semanas de vida, en comparación con sólo el 9% en las ratas alimentadas con soja no modificada genéticamente. Además, se observó retraso en el crecimiento de la progenie sobreviviente, y algunos de los órganos en los cachorros más pequeños alimentados con transgénicos, eran diminutos en comparación con los demás. El investigador Gilles Seralini, comprobó que ratas alimentadas con maíz transgénico Bt 863 pueden presentar efectos crónicos y subcrónicos en la salud[15]. Más recientemente un equipo de investigación francés, bajo el liderazgo de Seralini, analizaron durante dos años los efectos en doscientas ratas del maíz transgénico NK603 y del herbicida Roundup. Los resultados demostraron que en las ratas alimentadas con transgénicos aparecen tumores antes que en las ratas no alimentadas con transgénicos mientras que en el caso de las hembras aparecen una media de 94 días antes. Según el estudio Seralini, los tumores aparecen en los machos antes que en las ratas indicador (en la piel y los riñones). En el caso de las hembras (tumores en las glándulas mamarias) aparecen una media de 94 días antes en las hembras alimentadas con transgénicos, indica el informe[16]. La utilización de vegetales como agrocombustibles es un nuevo incentivo para desarrollar cultivos transgénicos a mayor escala, disminuyendo la superficie cultivable para la producción de alimentos. En consecuencia, habrá menso alimentos disponibles y mayores daños a la salud y el ambiente por el aumento del uso de plaguicidas (Sepulveda; L. 2010)[17].
6-2- Las leyes de semillas
La ley de semillas vigente en la Argentina permite a los productores conservar, guardar y volver a sembrar sus propias semillas. Las semillas de esta manera se hallan en manos de los productores quienes las podrán sembrar mientras lo deseen.
Si bien el objetivo manifiesto de uno de los ante proyectos de ley sobre semillas es “asegurar a los productores agrarios la identidad y calidad de la simiente que adquieren y proteger la propiedad de las creaciones filogenéticas”, de su lectura de se hallan elementos, conceptos y disposiciones que pueden inferir una cierta dificultad para los productores en sus estrategias para conservar sus propias semillas: Las variables que definen al tipo social productor agrario son muy restrictivas, por ejemplo cuando se enuncia que “Más del 80%, como mínimo, en condiciones normales, de su ingreso neto total anual provenga de la explotación agropecuaria” o cuando se manifiesta que “Resida en la explotación agraria o en el conglomerado urbano o rural más próximo”.
- Se creará una Comisión Nacional de Semillas en jurisdicción del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, con carácter de cuerpo colegiado, con las funciones y atribuciones que le asigna en la y su respectiva reglamentación. Solo dos miembros representarán a los productores. Claramente no se atiende a la gran heterogeneidad de este tipo social agrario. También en el ante proyecto se manifiesta “la semilla expuesta al público o que sea objeto de venta o canje o que de cualquier otra forma se comercialice o se entregue o se tenga disponible para entregar a usuarios a cualquier título o se encuentre en lugares destinados al comercio, deberá estar debidamente identificada, con un rótulo en el que se especificarán en forma veraz las características de la semilla contenida en el envase”. Esta situación restringe, por ejemplo las posibilidades de intercambiar en las ferias de semillas.
- Si bien en el ante proyecto se advierte que “no se requerirá la autorización del obtentor de una variedad protegida, cuando un agricultor definido en el artículo 2º inciso j) de la presente ley, reserve y use como simiente en su propia explotación, cualquiera sea el régimen de tenencia de la misma, el producto cosechado como resultado de la siembra en dicho lugar de la variedad protegida” más adelante se manifiesta que “El INSTITUTO NACIONAL DE SEMILLAS (INASE) podrá establecer requisitos y condiciones especiales para la producción, multiplicación y uso de semilla del agricultor”. Claramente se abren resquicios para impedir la conservación y reutilización de las semillas.
6-3- El patentamiento
Las empresas, transnacionales o no, persiguen el objetivo de patentar las semillas como una forma de asegurar los beneficios económicos derivados del pago de derechos y/o regalías – ente ellas las llamadas extendidas- , sería una forma de compensar las erogaciones generadas en los procesos de Investigación y Desarrollo. Se llegaría al monopolio de las semillas y con ello a la pérdida de soberanía alimentaria. Mientras que para los agricultores y algunas de las instituciones que lo representan, el productor ya paga al adquirir las semillas – incluido el desarrollo tecnológico-, con lo cual no debería pagar por algo que ya es suyo, otros actores de la cadena agroalimentaria manifiestan la necesidad de otorgar patentes, por lo cual los productores transferirían parte de la renta obtenida a las empresas semilleras. Éstas podrían monopolizar y controlar aún más a las cadenas productivas
Un mecanismo similar sería el que las empresas obliguen, mediante un contrato o carta compromiso, a los productores utilizar un determinado paquete tecnológico y exigir la entrega de la cosecha en un sitio específico. Claramente los patentamientos crean obstáculos no solo para que los productores puedan acceder a las semillas sino que también se puede frenar el desarrollo tecnológico nacional.
6-4- Los registros de variedades criollas
En varias oportunidades se han discutido proyectos a fin de registrar variedades criollas e indígenas con el objetivo de preservarlas, dotarla de valor comercial y permitir que las comunidades puedan percibir beneficios económicos por el “cuidado”, “atesoramiento” de esas variedades. Además de los cuestionamientos éticos, ponerle valor económico a aquello que no lo tiene, se presentan dificultades a la hora de determinar la comunidad que la mejoró y que debía obtener el beneficio. Se interfieren los mecanismos de ayuda mutua, solidaridad y reciprocidad.
Por último, cabe la dificultad de establecer homogeneidad y plasticidad justamente cuando el principal criterio de selección e intercambio - en las semillas criollas - es su heterogeneidad, diversidad y adaptación a un territorio especifico.
Para muchas comunidades las semillas son sagradas, no pueden constituirse en mercancías, son dones otorgados por Dios o por la naturaleza a los seres humanos. En la semilla, como también en otros bienes comunes naturales, los seres humanos se reconocen como participes de una misma familia común, es decir los une entre sí y con la naturaleza.
Consideraciones finales
Las semillas criollas en manos de las comunidades han posibilitado y aún lo hacen, el sustento cotidiano de millones de personas alrededor de Argentina y el mundo. Alimentos sanos, nutritivos que permiten la producción y reproducción familiar y predial cotidiana.
Estas semillas se hayan especialmente adaptadas para la producción bajo sistemas agroecológicos los cuales se basan en la diversidad biológica y en la nutrición adecuada de los suelos. La diversidad y heterogeneidad de las semillas han permitido su cultivo en una gran variabilidad de suelos, climas y adversidades específicas. .
Las semillas como parte del patrimonio de los productores que las atesoraron, enriquecieron y utilizaron, es decir las semillas en manos de los creadores, se convierten en un instrumento que empodera a las comunidades quienes son capaces de decidir qué y cómo producir y procesar los alimentos. Estas semillas son testimonio y posibilitan alcanzar márgenes crecientes de libertad en los caminos a seguir. Tomar las decisiones sobre el propio sustento, haciéndonos más libres de las empresas, los tomadores de decisión, los planes alimentarios estatales, etc.
Las ferias de semillas recuperan prácticas y compromisos que los seres humanos hemos mantenido desde nuestro peregrinar en la tierra, el derecho a compartir nuestras semillas y saberes, a ser solidarios con otros menos favorecidos.
Las semillas les permiten a las comunidades mantener viva su identidad cultural y a la vez enriquecerla con los aportes de otras culturas. De la misma manara que la hibridación y el intercambio permitieron mejorar a las semillas y a las plantas cultivadas, las culturas se enriquecen en el intercambio, nuevos saberes, nuevos cultivos, nuevas comidas, sabores, colores y olores. Los productores /as siembran, cambian, cultivan, se alimentan de las semillas y las plantas como parte de los ciclos naturales y culturales propios de cada territorio y estos derechos deben ser respetados y preservados.

fuente: biodiversidadla.org 

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