AGRO 2.0

Lo rural está de moda. Parece que la crisis ha acentuado la vuelta al campo. Pero se trata de una verdad a medias. Las cosas no son como dicen, sino cómo se comporta la realidad. Siempre se encontrarán casos para legitimar lo que decimos, pero la realidad es más tozuda que nuestras afirmaciones.

Que la gente abandona la ciudad para trabajar en la agricultura es, cuando menos, una entelequia y algo incorrecto. Para desmontarlo no hace falta nada más que consultar los datos del último Censo agrario de 2009, los datos de la EPA y los datos de la estructura ocupacional de nuestro país. Todos ellos hablan de que cada vez hay menos gente que trabaja en la agricultura: menos explotaciones agrarias, menos trabajadores fijos y menos trabajadores eventuales. Se incrementa de forma progresiva el mínimo de hectáreas que cultiva un agricultor y los obreros temporales sustituyen, en una proporción cada vez mayor, a los obreros fijos. En estos momentos, según datos de la EPA, menos del 6% trabajan en la agricultura en todo el país. Tomando solamente el mundo rural ni siquiera llegan al 10%. Entre autónomos y obreros no llegan a los ochocientos mil trabajadores, y eso que incluimos también en la agricultura a los que trabajan en este sector en la ciudad.
Se me argumentará que con la crisis disminuye la gente que trabaja en la ciudad y aumenta la que hace lo mismo en el mundo rural. Tampoco es totalmente verdadero. Hay unos procesos que, si bien se han podio incrementar con la crisis, no son nuevos. Me refiero a los retornados, a los emigrantes rurales, a la movilidad, al turismo rural y al aumento de la segunda residencia, etc. Estos procesos no son nuevos. Se producen con anterioridad a la crisis. Si bien alguno de ellos se acentúa coincidiendo con la crisis, no todos ellos aumentan la gente que vive habitualmente en el mundo rural.
Los retornados son generalmente gentes que abandonaron los pueblos en los años sesenta y retornan a él después de haber cumplido un ciclo de trabajo en la ciudad. A partir de los años 80 se empieza a dar este fenómeno. En un primer momento fueron los prejubilados o los jubilados, pero en la actualidad a ellos se han unido los jóvenes que vinieron a la ciudad para encontrar trabajo, y cómo no lo hicieron en condiciones ventajosas se van al pueblo y comienzan en él una nueva vida. No se van a cualquier pueblo rural sino al suyo, en donde tienen sus raíces, en el lugar en el que viven sus padres, (sus ancestros) o sus amigos. Se van a él, porque en él van a encontrar una acogida que no lograron en la ciudad.
El segundo grupo en importancia son los emigrantes extranjeros rurales. Coincidiendo con el colapso de la ciudad los inmigrantes se van a los pueblos a realizar trabajos vinculados con los servicios y, en mucha menor medida, con la agricultura. En los últimos años la población rural, pueblos con menos de 10.000 habitantes, ha crecido debido a esta población. Lo bueno de este fenómeno es que se trata de gente joven, en edad de procrear, que dinamiza los pueblos con nuevos nacimientos. Es un inconveniente que sean más hombres que mujeres lo que contribuye a desproporcionar aún más la división de géneros. Otro grupo significativo es la gente que tiene una casa en el pueblo, además de la casa en la ciudad. Algunos están esperando el día de abandonar la ciudad para entrar en contacto con los pueblos y con la naturaleza.
Otros, los más numerosos y más mayores, abandonan la ciudad durante la primavera, el verano e, incluso, el otoño, para aterrizar en su pueblo. El hecho de residir en la ciudad, porque allí pasan los días de invierno y es allí en donde tienen su médico de cabecera, no les permite decir que residen en la ciudad y no en el pueblo. Muchos de ellos deberían residir en los pueblos porque en ellos pasan la mayor parte de su tiempo. No lo hacen por razones estratégicas. Solo se deciden a hacerlo si finalmente abandonan la ciudad y deciden pasar en el pueblo todos los días de su vida.
Volviendo al tema de la crisis y a los que abandonan la ciudad para establecerse en un pueblo rural, hoy por hoy es una minoría. Dios dirá lo que se avecina en el futuro. La gente va a los pueblos pensando en integrarse en ellos, y esto es más fácil para los que son de pueblo y han nacido en él. Los que son del pueblo tienen ya el camino andado, cosa que no es tan fácil para el que decide sin más, establecerse en uno.
Acomodarse a las costumbres y ejercer su libertad dentro del orden que marcan en los pueblos, es todo un reto. El pueblo no son solo los individuos, sino también la colectividad, la comunidad. Por eso hay controles y no se puede permitir ciertas acciones que serían muy loables en la ciudad. El pueblo tiene que pervivir más allá de los vecinos para esto practican como nadie el qué dirán. Nadie se debe extrañar por esto. Se persigue que nadie se extravíe y todo el mundo cumpla con las reglas establecidas. Solamente así el pueblo, la comunidad rural, pervivivirá más allá de los individuos y de las familias

Fuente: intereconomia

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