Las importaciones mexicanas de carne de puerco y de aves originarias de Estados Unidos rompieron récord, mientras que las de res se mantuvieron elevadas, en medio de acusaciones de México de que su vecino del norte realiza prácticas desleales en el comercio de estos productos.
Específicamente, las compras de carne de cerdo escalaron 10.9% en forma interanual, a 939 millones de dólares, y las de aves subieron 13.3%, a 1,041 millones de dólares en el 2012.
México es el segundo destino de las exportaciones estadounidenses de carne de cerdo, después de Canadá, y se ubica como su primer mercado respecto de las ventas de carne avícola.
Las importaciones mexicanas de carne de bovino de Estados Unidos sumaron 721 millones de dólares el año pasado, una caída de 6.9% a tasa anual, aunque con un nivel elevado, puesto que México es el noveno importador mundial de ese producto.
¿Las consecuencias para las empresas mexicanas? La firma neolonesa SuKarne se enorgullece de exportar carne de cerdo a Japón (el más exigente en calidad cárnica), pero no puede vender a todo el territorio de Estados Unidos por requisitos sanitarios cuestionados por el gobierno mexicano.
La compañía avícola Patsa, ubicada en Puebla, no sólo ha sido afectada por el virus de la influenza aviar H7N3, sino que también compite con importaciones estadounidenses de pierna y muslo de ese animal con prácticas de dumping, de acuerdo con una investigación ya concluida.
México debería aplicar cuotas compensatorias de entre 25.7 y 127.5% a las importaciones estadounidenses de pierna y muslo de pollo desde agosto del 2012, pero la Secretaría de Economía no las puso en vigor por los “efectos distorsionantes sobre los precios” a causa de la influenza aviar.
Bachoco, la mayor criadora de pollos en México, indicó que granjeros de aves de Estados Unidos han desarrollado métodos de producción aviar con costos extremadamente bajos, vendiendo a varios países, incluido México.
En el municipio de González, Tamaulipas, reses se han quedado a menudo atascadas en el lodo de las presas por una nueva racha de sequía en la región, informó Carlos Hernández, del rancho El Gualul.
A ese agobio, se suma una norma estadounidense de etiquetado que pone en desventaja a las exportaciones mexicanas de ganado de ese tipo.
El sello, vigente desde el 2009, obliga a separar a los becerros nacidos en México y exportados a Estados Unidos en las distintas etapas por las que pasan en este último país, desde su alimentación en pastizales, su engorda y su matanza, para especificar al consumidor el origen de los animales.
Fuente: eleconomista.com.mx
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