México ocupa el sexto lugar en América Latina en cultivo de transgénicos, de acuerdo con Luis Herrera Estrella, director general del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio).
En orden de producción de transgénicos en América Latina, Argentina se ubica como primer lugar, seguido de Brasil, Colombia, Guatemala, Honduras y México, apuntó el directivo en entrevista.
El avance de la ingeniería genética ha redundado en la siembra de 170 millones de hectáreas de varios cultivos genéticamente modificados en el mundo durante 2012.
Inicialmente se planteó que sólo los países más avanzados hicieran uso de esta tecnología, pero “ahora vemos que los que más auge reportan son los países en vías de desarrollo: Argentina, Brasil, China, India, son los que más han aumentado su área cultivada en los últimos años”.
Para Herrera Estrella, los primeros productores del mundo, Estados Unidos, Brasil y Argentina, usan transgénicos, mientras que en México estamos “atorados con la discusión del maíz o no maíz, con discusiones complicadas que no nos llevan a nada y los hechos nos superan”.
En este contexto, sugirió la elaboración de un programa nacional que promueva la investigación y las tecnologías propias, porque “así como vamos, garantizamos un monopolio a Monsanto”, que es un proveedor global de tecnologías y productos para la agricultura.
Puntualizó que Greenpeace y grupos opuestos a esta tecnología llaman a la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM), promulgada desde 2005 en México, como Ley Monsanto, y “con muchísima razón porque es tan estricta y difícil, que sólo Monsanto puede cumplir con esos requisitos”.
Para mis experimentos de campo en Argentina, explicó, debo cumplir con al menos 35 requisitos y para un experimento similar en México debo cumplir con 85, y no hablo de maíz, hablo de tabaco y cada requisito tiene un costo.
Lo que me cuesta 25 mil dólares para un experimento pequeño en Argentina, de 800 metros cuadrados, aquí en México me costaría 80 mil dólares, señaló el directivo.
En este contexto, indicó que realizan experimentos de campo en Argentina, que seguramente se comercializarán en el país sudamericano, toda vez que en México “no vemos nada claro si se permitirá o no y si se adecuarán las leyes para hacer menos difícil que una institución pública pueda comercializar el producto”.
Insistió en que en materia de legislación, “simplemente vamos flotando, no sabemos, no ha habido nada negativo contra estudios dirigidos a plantas genéticamente modificadas, pero tampoco hay apoyos especiales para desarrollarlos”.
La tecnología implementada por Langebio se disminuye el uso de fertilizante y herbicidas, lo cual tiene un beneficio económico para los productores y el consumidor, por lo tanto contienen menos agroquímicos, lo que redunda en un beneficio para el medio ambiente.
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