La razón: una producción récord en Estados Unidos, nunca antes vista y confirmada por el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, por su sigla en inglés), en su reporte sobre oferta y demanda mensual, publicado el viernes pasado.
Pero entrémosle a los números:
En el caso del maíz a nivel mundial, el USDA ubicó los estimados de producción en 962.83 millones, lo que representa un incremento de 106.91 millones de toneladas o el 12.49% con respecto al ciclo anterior. A nivel de oferta total, el número se ubico en 1,097.69 millones de toneladas, es decir, 11.12% más.
Por su parte, el consumo lo reviso al alza en 5.52 millones de toneladas con respecto al mes de septiembre pasado, para quedar en 933.36 millones de toneladas, mientras que los inventarios finales se ubicaron en 164.33 millones de toneladas, es decir, 39.04 millones de toneladas más que el ciclo anterior.
A nivel de Estados Unidos, el USDA le incrementó el rendimiento a la producción de este ciclo a niveles de 10.07 toneladas/hectárea, en contra de las 7.75 toneladas del ciclo anterior, lo que ocasiono que la expectativa de producción llegara a niveles nunca antes vistos, al ubicarlos en 355.34 millones de toneladas, dando una oferta total estimada en 376.90 millones de toneladas, es decir, 73.84 millones de toneladas más que el año pasado o 24.36% de incremento.
Por el lado del consumo, le subió al consumo animal 2.54 millones de toneladas, para quedar en 132.09 millones, y a las exportaciones 4.44 millones, para ubicarse en 35.56 millones de toneladas. Lo interesante viene cuando comparamos las exportaciones del año pasado, que fueron apenas de 18.67 millones de toneladas, en contra de las de este ciclo.
Así, el consumo total prácticamente se incrementa en 7 millones de toneladas con respecto al reporte del mes de septiembre, para ubicarlo en 328.95 millones de toneladas, generando que, a pesar de los fuertes incrementos que se dieron en producción y rendimiento, los inventarios finales apenas se hayan incrementado en 810,000 toneladas, para ubicarlos en 47.93 millones de toneladas.
Lo anterior generó que el mercado reaccionara al alza, tras haber abierto en terreno negativo.
La verdad es que podríamos considerar que el reporte fue neutral, pero también es cierto que maíz va a haber en demasía y el consumo dictará de alguna forma la acción de precios. Habrá que estar muy pendientes de la evolución de la economía global y el desarrollo de los cultivos en Sudamérica, para tener mayor claridad sobre lo que va a suceder; sin embargo, nuestra perspectiva sigue siendo bajista para el maíz.
Con todo lo anterior, queda claro porque se han encendido ya los focos rojos para el agro de nuestro país.
El propio presidente Peña Nieto anunció para el año entrante una reforma de gran calado para el campo mexicano, en la que se buscará producir más y mejor; sin embargo, es importante que dicha reforma contemple también esquemas de coberturas que de manera eficiente ayuden a que los productores y consumidores hagan frente a la fuerte volatilidad de precios, que ha sido la constante desde hace ya varios años. El campo mexicano requiere de certidumbre financiera, para detonar su crecimiento. No se puede seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.
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