La proliferación de huertas en comunidades de vecinos, colegios e incluso hospitales es una tendencia al alza, y los expertos destacan su potencial, no solo para la producción de alimentos, sino también con fines ambientales, educativos y terapéuticos.
Según explica a Efeagro Alexei Cortina, uno de los fundadores de la Tresbolillo Huertos Ecológicos, en los tres años que lleva en marcha han impartido cursos formativos sobre agricultura en colegios, comunidades de vecinos y centros de mayores, entre otros.
Cortina destaca, además, el potencial económico de los huertos de ocio, que permiten obtener ingresos a propietarios de pequeños terrenos en desuso en zonas próximas a las grandes ciudades, al alquilar las parcelas a urbanitas que quieren mantener una huerta en su tiempo libre.
"Mucha gente que tiene una finca pequeña, de entre una y dos hectáreas, que no le da beneficio, puede sacarle provecho con una inversión relativamente baja", ya que lo más costoso es la excavación de pozos, a menudo ya existentes, y la instalación de sistemas de riego, precisa.
Sin plazas
Uno de los primeros ejemplos en Madrid de la mano de la iniciativa privada fue el de Huertos Ecológicos, puestos en marcha en Alcorcón hace cuatro años y cuya demanda de plazas ha dejado pequeño el terreno disponible.
Según resalta a Efeagro el gerente de la firma, Mario Rodríguez, actualmente cuentan con 260 socios que alquilan parcelas y la lista de espera está en alrededor de 40 personas.
Por una cuota mensual, los usuarios pueden alquilar parcelas de entre 50 y 150 metros cuadrados en las que cultivar frutas y hortalizas, y además pueden apadrinar gallinas, una posibilidad que ya respalda la cría de 90 aves, que proporcionan a sus "padrinos" huevos camperos.
"Pensábamos que se interesarían sobre todo jubilados, pero nos sorprendió que hay muchísima gente joven, en torno al 70 %; es gente con un profundo sentir ecológico, interesados en una alimentación sana y en el contacto con la naturaleza", destaca.
Para Rodríguez, la clave del éxito ha sido estar cerca de la capital y ofrecer servicios para que los hortelanos puedan adaptar la actividad a su horario laboral o a sus ausencias por vacaciones.
Así, la empresa se encarga de preparar el suelo para la siembra y el riego está automatizado, de manera que "con ir un día a la semana o cada 15 días es suficiente", aunque "a la gente le gusta tanto que acaba viniendo todos los fines de semana", reconoce.
Usos terapeúticos
Pero, más allá de la satisfacción de cultivar alimentos para autoconsumo, la horticultura puede tener también beneficios para la salud.
En el Hospital de Guadarrama, en la provincia de Madrid, desde hace dos años está en marcha una experiencia pionera en el uso terapéutico de los huertos con pacientes de edad avanzada y con problemas de deterioro cognitivo.
En el jardín del centro, se ha instalado un huerto al aire libre, diseñado en altura, para que las personas con problemas de movilidad no tengan que agacharse, ni hacer esfuerzos para remover la tierra, según remarca la terapeuta del hospital Marisa Riego, aficionada a la agricultura y responsable del proyecto.
Según Riego, la mayoría de los pacientes, en la actualidad unos 80, tiene sus orígenes en el campo, por lo que la actividad les permite "conectar con todo lo emocionalmente positivo".
Los participantes muestran "mejoras en la atención, el equilibrio, el lenguaje... en general, en todo"; beneficios que en el caso de demencias en un estado inicial permiten frenar la enfermedad, precisa.
Aunque los expertos creen que existen todavía trabas en la normativa urbanística a la expansión de los huertos urbanos, subrayan que pueden ser una contribución valiosa a la lucha contra el cambio climático o a garantizar la seguridad alimentaria en el futuro.
fuente: efeagro
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