La seguridad alimentaria ha acumulado durante años gran cantidad de inventos que han cambiado y mejorado nuestra forma de alimentarnos.
Desde Consumer se hacen eco de un listado elaborado por la Royal Society británica, que destaca 20 innovaciones clave en este campo atendiendo a criterios de accesibilidad, productividad, estética y salud:
La refrigeración artificial: tiene su cuna en Glasgow en 1748, aunque no entró en los hogares hasta 1920. Según los expertos de la Royal Society, la refrigeración ha jugado uno de los papeles más importantes en la alimentación porque ha sido la responsable de ofrecer una dieta más variada, nutritiva y segura a un número cada vez mayor de personas.
Pasteurización: fue completada por primera vez en Francia en 1862. Este proceso consiste en calentar los alimentos a una temperatura específica para destruir bacterias en su interior y evitar el deterioro. El microbiólogo Louis Pasteur creó la pasteurización moderna. La importancia de este proceso en seguridad alimentaria se debe a que la leche cruda que no se manipula de forma correcta es la responsable de buena parte de las hospitalizaciones por brotes de enfermedad transmitida por alimentos, según la Royal Society.
Las latas: desarrolladas por primera vez en el siglo XIX, es un método de conservación de los alimentos que usa el sellado en un envase hermético y que proporciona una vida útil de uno a cinco años.
El horno: los primeros hornos, localizados en Europa central, se utilizaban, según los expertos, para cocinar mamut. Sus homólogos contemporáneos (horno de gas) se empezaron a desarrollar en el siglo XIX, sobre todo en el sector de la pastelería.
El riego: descrito como la aplicación artificial de agua en la tierra o en el suelo, el riego se usa para ayudar al crecimiento de los cultivos agrícolas, útil durante los períodos de escasez de lluvias.
La cosechadora: comenzó a usarse en el siglo XIX y permitió a los agricultores seleccionar los granos de forma mecánica. Tiene dos funciones básicas: la recolección y el trillado (remover los granos de sus envolturas). Trigo, maíz, colzas o arroz son algunos de los cultivos que más precisan esta máquina. Antes de que se inventara, el proceso se hacía a mano.
La cocción: este método de preparación de los alimentos usa el calor prolongado y seco para cocinar. Si se cocina al horno, el calor pasa al alimento por radiación desde las paredes, por convección del aire circulante y por conducción a través de la bandeja sobre la que descansa.
La cría selectiva: es el proceso de reproducción de las plantas y animales para conseguir características particulares. Este proceso permite a los humanos manipular la selección natural entre las plantas y los animales que se consumen.
Molienda: tiene como objetivo producir, sobre todo, harina, el principal ingrediente del pan. Esta práctica es muy antigua y las técnicas para llevarla a cabo han variado a lo largo de los años.
El arado: consiste en preparar la tierra para la siembra de semillas. Ha existido, de una forma u otra, desde los inicios de la historia, y representa uno de los avances más importantes en la agricultura.
La fermentación: permite enriquecer a los alimentos con nutrientes que mejoran su digestibilidad. La fermentación se produce a partir de la acción de enzimas o fermentos, como microorganismos como mohos, levaduras y bacterias. Su uso, muy extendido, es un método para alargar la vida útil de los alimentos.
Redes de pesca: muy antiguos, incluyen en la actualidad distintos sistemas de pesca.
Rotación de cultivos: consiste en alternar distintas familias de plantas. El objetivo es garantizar la biodiversidad y mantener la fertilidad de los suelos para que no se desgasten.
La olla: este invento permitió, en sus orígenes, realizar actos tan aparentemente sencillos como hervir agua.
El cuchillo: su uso como herramienta en la cocina es muy antiguo. Como otros utensilios, su uso es imprescindible, como también lo es saber elegir el más adecuado para cada uso y cómo manipularlo y limpiarlo.
Utensilios para comer como tenedores o cucharas: tienen su origen en el siglo XIX y su uso permitió mejorar las condiciones de seguridad al consumir alimentos. Deben manipularse a partir de pautas de higiene concretas para evitar riesgo de contaminación.
El corcho: usado sobre todo para el embotellado, permitió mejorar la producción de vino y cerveza. Impermeable, flexible y de larga duración, el corcho ha sido uno de los materiales más utilizados para la fabricación de tapones de botellas.
El barril: con utilidad para los mismos alimentos que el corcho, los barriles han permitido almacenar también agua.
Microondas: el tratamiento térmico con microondas se conoce desde finales de 1940, aunque su uso no se generalizó en el ámbito doméstico hasta los años 60. Rápido, fácil de limpiar, calentamiento selectivo del alimento o ausencia de contacto con superficies calientes son algunas de las principales características de este electrodoméstico.
La fritura: la cocción de alimentos en aceite se practica desde la antigüedad. Además de aceite de oliva, pueden utilizarse otras grasas de origen animal. Es una de las técnicas culinarias más extendidas, sobre todo con aceite de oliva, que ha demostrado ser más adecuado, aunque también se usan otros aceites de semillas y de vegetales.
Fuente: 20minutos
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