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AGRO 2.0 Laberintos y Monsanto: Cultivo de perspectivas en el negocio agrícola

Hugh McPherson de New Park, Pensilvania, vive y trabaja en una granja, y hasta disfruta de conducir un tractor de vez en cuando, pero no se considera a sí mismo un granjero. “Me llamo a mí mismo el ‘Amo del laberinto’”, explica McPherson, quien, luego de volver a casa después de la universidad hace 16 años, fundó Maize Quest Fun Park en la granja de productos propiedad de su familia desde hace cinco generaciones. “Siempre supe que tendría una carrera en la agricultura, pero sentía la necesidad de inventar algo que pudiese llamar propio”.

“Siempre quise ser veterinaria … Ahora puedo verme a mí misma llevando eso un paso más allá y trabajando como genetista de ganado o investigando la fisiología reproductiva de los animales.”Armado con un título en Administración de empresas agrícolas de Penn State University, un préstamo grande y una visión para hacer que los laberintos de maíz fuesen más divertidos, McPherson hizo crecer a la empresa hacia un parque de diversiones de 20 atracciones que atrae 30.000 visitantes por año. Es un buen ejemplo del granjero de la nueva generación. “Cuando la mayoría de la gente piensa en carreras en agricultura, imagina a un granjero arando un campo, ordeñando una vaca o sacando el estiércol del establo de un caballo”, explica Greg Pile, maestro de agricultura y capacitador de FFA en Sumner High School en Sumner, Washington. “No siempre ven todas las posibilidades de carreras que hay en la agricultura”. FFA, anteriormente llamada Future Farmers of America (Futuros Granjeros de EE.UU.), expone a los estudiantes de secundaria a una educación con orientación agrícola.

Según la Oficina de Estadísticas Laborales, existen unas 200 carreras orientadas a la agricultura. Y de los 22 millones de personas que trabajan directamente dentro de esas carreras, sólo el 10% está involucrada de manera activa en la agricultura de forma cotidiana.

Horticultura y ciencia animal

Como fundador del programa de FFA de Sumner, hace 36 años, el objetivo de Pile es asegurarse de que los estudiantes obtengan las habilidades que necesitan para ser ciudadanos exitosos, bien equilibrados. “Espero que lleven con ellos un respeto real por la educación y la agricultura”, agrega Pile.

Con el paso de los años, se incrementó el número de estudiantes que se involucran en el programa. “Al comienzo, cerca del 50% de mis estudiantes llegaban directo de la granja; ahora ese número bajó a menos del 4%”, destaca Pile, que tiene aproximadamente 300 estudiantes tomando clases enfocadas hacia la agricultura, que van desde horticultura y ciencia animal hasta investigación en ciencia agrícola y biotecnología.

Alyssa McGee, estudiante de primer año en Sumner, alienta de forma encarecida a los estudiantes que estén interesados en agricultura a darle una oportunidad al programa de FFA de su escuela. De hecho, ella cuenta que los diferentes proyectos de los que formó parte la ayudaron a tener un mejor sentido de la dirección en lo que concierne a los objetivos de su carrera. “Siempre quise ser veterinaria”, dice la chica de 14 años, que disfruta de criar ovejas. “Gracias a FFA, ahora puedo verme llevando eso un paso más adelante y trabajando como genetista de ganado o investigando la fisiología reproductiva de los animales”.

McPherson también sugiere que los estudiantes secundarios encuentren a alguien que esté haciendo lo que ellos piensan que les gustaría hacer, y le pregunten si lo pueden seguir y acompañar. “Muchos niños se enamoran de trabajos idealizados”, explica McPherson. “Vayan y vean cómo es el trabajo real. Esa es la mejor manera de averiguar si les gustará”.

A medida que cambia el paisaje de la industria agrícola con la introducción de nuevas tecnologías y ciencias, las universidades están reforzando sus selecciones de cursos. Como resultado, está en pleno auge la inscripción en programas para títulos enfocados en agricultura. Según un artículo publicado en USA Today en agosto, Penn State University, una usina agrícola y el alma mater de McPherson, vio incrementarse la matriculación en un 40% desde 2004. Sus títulos en agricultura ahora incluyen investigación de vanguardia en áreas tales como cultivo de plantas y genómica, que es el estudio del ADN en las células.

También la Texas A&M University’s College of Agriculture and Life Sciences está viendo un incremento constante en la matriculación; McGee espera acudir allí en unos pocos años. “Los estudiantes se ven atraídos hacia los títulos en agricultura porque muchas de las habilidades que aprenden son transferibles”, explica Jennifer Ann Smith, coordinadora de carrera con la University’s College of Agriculture and Life Sciences. “Muchos de nuestros graduados terminan trabajando en carreras relacionadas con negocios agrícolas, tales como comercialización y promoción, con ventas entre las posiciones principales que se ocupan”.

Alyssa Spruill, una “aggie” (estudiante agrícola) de tercer año en Texas A&M, recientemente aceptó una pasantía de verano en ventas con Monsanto, un gigante de los agronegocios con sede en St. Louis, que fabrica semillas, pesticidas y una variedad de otros productos agrícolas. Como resultado, ahora está agregando ventas a la lista de sus opciones principales de carreras, junto con derecho y política. “Elegí especializarme en liderazgo y desarrollo agrícola, y como especialización secundaria economía agrícola porque es un título que cubre una variedad tan amplia de habilidades”, explica Spruill. “Sé que siempre habrá una carrera en la industria agrícola para mí”.

Un ‘punto brillante en la economía’

Según David Buchanan, Decano Asociado de programas académicos en la North Dakota’s College of Agriculture, Food Systems and Natural Resources: “Las oportunidades para carreras en agricultura son excelentes”. En su carta de bienvenida destacada en el sitio web de la facultad, Buchanan escribe: “Los estudiantes tanto de origen urbano como rural están encontrando carreras que los satisfacen y recompensan en empresas privadas, organismos gubernamentales, instituciones educativas y… en áreas no tradicionales tales como las carreras de medicina, derecho, espacio, industria bancaria y militar”.

La agricultura es un punto brillante en la economía, confirma Smith. Con una población que crece continuamente, siempre habrá una demanda para trabajos en agricultura porque la necesitamos para existir. Los tres mayores empleadores con los que los estudiantes agrícolas de Texas A&M están consiguiendo trabajo, agrega, son DuPont Pioneer, Monsanto y John Deere. “John Deere tiene necesidad de una amplia variedad de habilidades y experiencias”, explica el vocero de la empresa Ken Golden. “Estas incluyen diferentes disciplinas en ingeniería, tecnologías de la información, desarrollo de software y tecnología, contabilidad y finanzas, posicionamiento global y tecnología telemática, ventas y comercialización, fabricación avanzada y operaciones comerciales y liderazgo”.

John Deere agregó 5.000 trabajos en los EE. UU. en los últimos dos años con aspiraciones de duplicar las ventas de la empresa para fines de 2018. “Este objetivo requiere que reclutemos, contratemos y retengamos a los mejores y más brillantes estudiantes en una variedad de campos y que les brindemos oportunidades para contribuir inmediatamente al éxito de la empresa”, explica Golden.

Con el éxito del laberinto de maíz, McPherson decidió llevar las cosas un paso más allá y franquiciar su modelo de negocios. “La gente me llamaba para pedirme consejos sobre sus laberintos”, cuenta McPherson. “Gasté mucho tiempo y dinero para que funcionase, así que pensé por qué no crear un paquete para que otros no tuviesen que andar a tientas como me pasó a mí”.

McPherson y su personal prestan servicios como soporte continuo para los propietarios de la franquicia al diseñar su laberinto cada año, yendo a las granjas para cortar el laberinto y hasta dando talleres y clases en linea. Hay unos 65 parques Maize Quest ubicados en todas partes desde Florida, pasando por Minnesota hasta Canadá y el Reino Unido. “Lo que más disfruto acerca de una carrera en agricultura es hacer una conexión con otra gente, colocarlos en un entorno rico en agricultura y luego ver la emoción en sus caras por la experiencia”, explica McPherson. “Eso es lo que hace que todo valga la pena”.

Fuente: http://kwhs.wharton.upenn.edu

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