El sector bodeguero existe la necesidad de disponer de herramientas que permitan clasificar de una manera más ágil el nivel de calidad de la uva en tiempo real y de forma fiable
Cuando las uvas llegan a las bodegas para su procesado y transformación desde las diferentes zonas productoras comienza una ardua labor de clasificación en función de una serie de parámetros que tienen en cuenta la presencia de elementos extraños o no aprovechables en la producción de mosto y vino, la consistencia del fruto, su tipología y el grado de maduración. Se trata de un proceso, no obstante, esencial, ya que las cualidades de la materia prima, de la uva, influyen en el resultado final de la producción vitivinícola.
No obstante, los métodos actuales con los que se clasifican los frutos son poco ágiles y aún muy artesanales. Normalmente se hacen estimaciones visuales, mediciones refractométricas y se toman muestras para su posterior análisis químico. En este sentido, es obvio que en el sector bodeguero existe la necesidad de disponer de herramientas que permitan clasificar de una manera más ágil el nivel de calidad de la uva en tiempo real y de forma fiable.
Precisamente con el objetivo de lograr esto último el Instituto Tecnológico de Óptica, Color e Imagen (AIDO), una asociación industrial privada sin ánimo de lucro creada a iniciativa empresarial en 1988 e impulsada por la Generalitat Valenciana, ha desarrollado un prototipo basado en tecnología de visión artificial que lo posibilita. Éste emplea algoritmos de procesado de imagen que detectan automáticamente los parámetros necesarios para determinar la calidad de la uva.
Por otra parte, el sistema permite almacenar un histórico de imágenes con el fin de poder hacer posteriormente un análisis comparativo entre las distintas variedades, parcelas o vendimias. Una información que será de gran utilidad para realizar estimaciones en campañas futuras o utilizarse como soporte para argumentaciones con proveedores y clientes.
Mejora del proceso vitivinícola
Emilio Ribes, responsable del proyecto en el Instituto, explica que «la introducción de herramientas de inspección y evaluación de la calidad de uva en recepción en bodegas permite la estimación directa del estado de la partida, lo que permite una optimización del proceso productivo vitivinícola, el ajuste de precios de cada partida y el registro paramétrico de cada entrada. Además, esto posibilita la realización de estudios estadísticos para cada campaña a fin de mejorar el resultado final de producción».
De momento, asegura Ribes, son pocas las bodegas que cuentan con esta tecnología actualmente. «Existe un proveedor francés de esta tecnología, muy parecida a la desarrollada por AIDO, que ha instalado algunos sistemas tanto en España como en Francia e Italia –afirma–. El sistema desarrollado por AIDO es tan reciente que todavía no ha sido instalado en ninguna bodega, acabamos de concluir el prototipo y se está comenzando a introducir en el mercado, pero esperamos ver pronto los resultados».
El prototipo ha sido desarrollado para la empresa Barnigrado, que ha aportado una inversión de 44.000 euros de los 50.000 euros que se han destinado al proyecto hasta la fecha. Será esta compañía la que comercialice esta tecnología entre las bodegas de ámbito nacional.
Finalmente, en cuanto a los principales desafíos a superar en el proyecto, Ribes señala que «trabajar en condiciones de iluminación cambiantes, como puede ser la iluminación solar en abierto, así como la gran variabilidad presente en las partidas de uva a analizar (presencia de diferentes objetos extraños, tipo de uva, etc.)» han sido los más destacados.
fuente: abc.es
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