Un hombre de 55 años de edad ha fallecido en la provincia china de Hunan tras caer infectado por el virus H7N9, lo que eleva a 27 el número de muertes causadas por esta nueva cepa de la gripe aviar en China, que también ha causado hasta el momento 127 casos.
Este último fallecido, de apellido Jiao, vendía carne de cerdo y había sido diagnosticado el pasado 26 de abril, según ha informado la agencia estatal de noticias Xinhua. Asimismo, un agricultor de 69 años, también de Hunan, es la última persona en caer infectada por el virus.
Por otro lado, la semana pasada se detectó en Taiwán el primer caso de esta nueva gripe registrado fuera de China, en un hombre que sin embargo pudo contagiarse durante un viaje al país asiático.
Hasta el momento, 26 personas se han recuperado después de contraer el virus, según informa Xinhua. Pese a ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado el virus como “uno de los más letales” de la gripe, a pesar de que por el momento no hay evidencias de su contagio entre humanos.
Este organismo de Naciones Unidas continúa trabajando para conocer mejor el funcionamiento de la cepa A/H7N9 que está causando un nuevo brote de gripe aviar en China y, para ello, ya ha aislado varias muestras del virus para enviarlas a laboratorios internacionales que permitan desarrollar nuevas pruebas de diagnóstico e incluso una vacuna en caso de se inicie una pandemia.
En este trabajo ha sido vital la labor realizada por el Centro Colaborador de este organismo de Naciones Unidas de Pekín, en China, que ha utilizado las dos tecnologías disponibles, el reordenamiento clásico y la genética inversa, para potenciar el reagrupamiento necesario para el desarrollo y producción de vacunas.
El proceso se estableció en 1970 y sobre todo se ha ido reforzando tras la respuesta que hubo que ofrecer ante las pandemias causadas por el virus H5N1 y el H1N1, y en él participan 150 laboratorios de 111 países gracias al grupo de evaluación y respuesta de la OMS.
Los virus candidatos a una vacuna suelen ser ofrecidos a los laboratorios interesados en su desarrollo después de una serie de pruebas de seguridad y caracterización pero, ante la necesidad de agilizar la respuesta, se llegó a un acuerdo para poder liberar datos antes de que finalicen dichas pruebas.
En concreto, un posible candidato a vacuna puede estar disponible en el momento en que el virus recombinante haya superado satisfactoriamente una prueba de secuenciación genética y da positivo a las pruebas de supervivencia en embriones de pollo.
Pese a todo, la OMS exige que los fabricantes se sometan a unas rigurosas normas de bioseguridad, similares a las necesarias para manipular virus de tipo salvaje.
Fuente: agromeat
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