Un estudio en el que se alimentaron lechones con leche procedente de cabras modificadas genéticamente para aumentar los niveles de lisozima, ha demostrado que esta proteína acelera la recuperación de la diarrea en esta especie. Investigaciones futuras podrían ayudar a permitir su uso en seres humanos y a resolver uno de los mayores problemas sanitarios del mundo en desarrollo.
La leche procedente de cabras modificadas genéticamente para producir elevados niveles de una proteína antimicrobiana humana ha demostrado su efectividad en el tratamiento de la diarrea en lechones, y pone en evidencia el potencial de los productos alimentarios procedentes de animales transgénicos en la mejora de la salud de las personas.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de California, Davis (clic aquí), es el primero en demostrar cómo la leche de cabra que contiene niveles altos de lisozima antimicrobiana, proteína presente en la leche materna humana, puede utilizarse con éxito en el tratamiento de la diarrea causada por infecciones bacterianas en el tracto gastrointestinal.
Con los resultados obtenidos, los científicos opinan que esta leche puede ayudar a prevenir también las enfermedades diarreicas en personas que cada año acaban con la vida de 1,8 millones de niños en todo el mundo y alteran el desarrollo físico y mental de millones más. En palabras de James Murray, profesor de veterinaria y ciencias animales de la UC Davis, “estos resultados son un ejemplo de que por medio de la ingeniería genética podemos producir animales con caracteres nuevos cuyo objetivo sea resolver algunos de los problemas relacionados con la salud a los que se enfrentan los países en desarrollo”.
En este estudio Murray y sus colegas alimentaron lechones con leche procedente de cabras modificadas genéticamente para producir elevados niveles de lisozima en su leche, proteína producida de forma natural en lágrimas, saliva y leche de todos los mamíferos. Aunque la lisozima se produce en grandes cantidades en la leche materna de mujeres, la de las cabras y las vacas contiene muy poca. Ya que la lisozima limita el crecimiento de algunas bacterias que causan infecciones intestinales y diarrea y también estimula el crecimiento de otras bacterias intestinales beneficiosas, se considera que es uno de los principales componentes de la leche humana que contribuye a la salud y bienestar de los niños alimentados con lactancia materna.
Se eligió al porcino para este estudio como modelo de investigación porque su fisiología gastrointestinal es muy similar a la de las personas, y porque producen una moderada cantidad de lisozima en la leche. La mitad de los lechones del estudio fueron alimentados con leche pasteurizada procedente de cabras transgénicas que portaban grandes cantidades de lisozima, un 68% del nivel encontrado en la leche materna humana. La otra mitad de los lechones se alimentaron con leche pasteurizada procedente de cabras no transgéncias y, por tanto, con muy poca lisozima.
Se encontró que, aunque ambos grupos de lechones se recuperaron de la infección y posterior diarrea, los alimentados con la leche rica en lisozima lo hicieron mucho más rápidamente que los otros. En general, los primeros se deshidrataron menos, tuvieron menos inflamación intestinal, sufrieron menos daño en el intestino y recuperaron su energía con mayor prontitud que los del grupo control. Y los investigadores no detectaron efectos adversos asociados con la leche rica en lisozimas. La leche utilizada en este estudio procedía de una línea de cabras lecheras transgénicas desarrolladas en 1999 por Murray, la coautora del estudio Elisabeth Maga y sus colegas, para transportar el gen para producir lisozima humana en su leche.
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Fuente: portalveterinaria.com
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