La ONU avisa de una subida de los precios de las materias primas que podría provocar una segunda hambruna mundial como la sufrida hace cinco años en los países pobres
Hambre y pobreza siempre van de la mano, máxime cuando se refiere a territorios del Tercer Mundo, donde una leve subida de los precios de los alimentos puede significar miles de muertos. Para intentar evitar este escenario, la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) pidieron hace unos días que la comunidad internacional lleve a cabo una acción «rápida y coordinada» para evitar una nueva crisis alimentaria mundial como la sufrida entre los años 2007 y 2008.
En un comunicado conjunto, esos tres organismos de la ONU advirtieron de que la situación actual en los mercados de alimentos, caracterizada por fuertes incrementos en los precios del maíz, el trigo y la soja, hace temer la posibilidad de que se repita la historia.
«Tenemos que actuar urgentemente para asegurarnos de que estas subidas en los costes no derivan en una catástrofe que afecte a decenas de millones de personas durante los próximos meses», subrayaron el director general de la FAO, José Graziano da Silva; el presidente del FIDA, Kanayo F. Nwanze; y el director ejecutivo del PAM, Ertharin Cousin.
Según estas instituciones, hay dos problemas a los que hay que hacer frente, uno a corto plazo y otro a largo plazo.
Por un lado, el alto precio de ciertos alimentos, que «puede afectar seriamente a los países que dependen de las importaciones y a las personas más pobres», y por otro, la forma de producir, comerciar y consumir alimentos en un momento en que la población y la demanda están creciendo y se sienten ya los efectos del cambio climático.
La sociedad más desamparada y la que vive en zonas dependientes de las importaciones se encuentra en una situación más vulnerable ante el aumento de los precios de las materias primas a nivel internacional, porque en los mercados locales eso significa que la gente destina la mayor parte de sus ingresos a comprar comida.
Las soluciones. La ONU propone un «enfoque dual» que consiste en «apoyar inversiones a largo plazo en agricultura, sobre todo los minifundios» y, al mismo tiempo, establecer «redes de seguridad para ayudar a los consumidores y productores pobres a evitar el hambre, la pérdida de activos y la espiral de la pobreza».
«Unos sistemas de seguridad asequibles, predecibles y transparentes son algo totalmente necesario como protección frente a los recurrentes picos en los precios y a las crisis», señalaron la FAO, el FIDA y el PMA en referencia a los procesos de protección social.
También consideran urgente que los pequeños productores de alimentos dispongan de mejores herramientas para incrementar su productividad, aumenten su acceso a los mercados y estén menos expuestos a los riesgo. Además, la gente necesita «empleos y sueldos decentes» para poder obtener la comida que necesitan.
En cuanto a lo que no se debe hacer, Naciones Unidas recomienda que los países eviten «comprar compulsivamente» e imponer restricciones a las exportaciones. Asimismo, recuerda la importancia de actuar sobre las causas del aumento de los precios de los alimentos.
En los últimos cinco años ha habido tres momentos en los que se ha registrado un importante incremento. A veces se debió a las condiciones meteorológicas, otras a desastres naturales como inundaciones y en otros casos al uso cada vez más frecuente de reservas de alimentos para fines distintos de la alimentación o a la especulación financiera.
Fuente: eldiadevalladolid
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