El nivel de subvenciones agrícolas se redujo un 4 % en la UE en 2011, mientras que se mantuvieron estables en EEUU, donde aunque representan un menor porcentaje de los ingresos de los agricultores tienen un mayor peso en términos del Producto Interior Bruto (PIB).
Estas son algunas de las conclusiones del informe anual sobre políticas agrarias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que pidió que se aprovechen las actuales condiciones de precios elevados de los productos agrícolas para reducir el peso de las ayudas y reorientarlas para evitar distorsiones de mercado y favorecer la eficacia del sector.
Las subvenciones de la Política Agraria Común (PAC) en 2011 representaron el 17,5 % de los ingresos brutos del sector, frente al 19,6 % que habían significado el ejercicio precedente.
En EEUU esas ayudas públicas supusieron el 7,6 % de los ingresos el pasado año, el mismo porcentaje que en 2010.
No obstante, la OCDE señaló en su estudio que en términos de riqueza relativa las subvenciones agrícolas en EEUU pesaban un 0,9 % de su PIB en el periodo 2009-2011, lo mismo que en 1995-1997, mientras que en la UE habían disminuido al 0,7 % de la producción de la Unión, comparado con el 1,5 % entre 1995 y 1997.
La organización indicó que en el conjunto de sus 33 países miembros los 252.000 millones de dólares de subvenciones (182.000 millones de euros) representaron en 2011 un 19 % de los ingresos brutos del sector agrícola, un punto menos que en 2010.
Fue el nivel más reducido desde que se hacen estas estadísticas, a mediados de los años 1980, cuando el nivel de apoyo a los productores era casi el doble (37 %).
En términos relativos, los descensos más importantes el pasado año, aparte del citado de la UE fueron los de Turquía (-16 % al 20,2 % de los ingresos totales), Canadá (-6 % al 14,2 %) y Noruega (-2 % al 57,7 %).
Por el contrario, hubo incrementos -siempre en porcentaje- de poco más del 1 % en Suiza (al 54,4 %) y México (al 11,6 %) y de hasta cerca del 50 % en Nueva Zelanda (al 0,8 %).
Los países con mayor nivel de ayuda eran Noruega (con el citado 57,7 %), Suiza (54,4 %), Corea del Sur (53,3 %), Japón (51,6 %) e Islandia (43,7 %).
En el otro extremo de la balanza estaban Nueva Zelanda (0,8 %), Australia (3 %), Chile (3,5 %), EEUU (7,7 %), México (11,6 %), Israel (11,6 %), Canadá (14,2 %) y la UE (17,5 %), todos por debajo de la media de la OCDE (18,8 %).
En términos de PIB, ese apoyo público para el conjunto del mundo desarrollado pasó del 3 % en el periodo 1986-1988 al 1 % en 2009-2011.
La OCDE constató que, además de reducirse de forma general, las subvenciones cada vez están menos vinculadas a la producción, y por eso tienen un menor efecto de distorsión sobre los precios.
No obstante, lamentó que "se dedican pocos esfuerzos directamente a la mejora de los resultados medioambientales" y a la "utilización sostenible" de la tierra, el agua, los recursos y la biodiversidad.
También estimó que hay un déficit en los esfuerzos para establecer sistemas de protección frente a las catástrofes, a la innovación, a las transferencias de tecnología o a la formación.
Sobre todo pidió que se aprovechen para las actuales condiciones del mercado, con unas previsiones a medio plazo de "precios relativamente elevados" porque suponen "una oportunidad clara de alinear las políticas con las nuevas prioridades".
Antes de ilustrar el nuevo contexto marcado por "el aumento significativo de la demanda en perspectiva, la creciente presión por unos recursos limitados y los efectos inciertos del cambio climático", recordó que el índice de precios alimentarios alcanzó a comienzos de 2011 picos superiores a los techos que se habían alcanzado en 2008
Paralelamente, la OCDE consideró que los ajustes fiscales a los que se están viendo obligados muchos de sus países podrían "contribuir a reforzar la importancia de mejorar la eficacia-coste de las políticas agrícolas".
Fuente: lainformacion
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