El director de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano da Silva, está a favor de que los países constituyan reservas nacionales de alimentos de base para garantizar la seguridad alimentaria frente a situaciones de escalada de precios.
"Para garantizar la seguridad alimentaria y afrontar aumentos de precios, cada país debería dotarse de reservas que cubran entre una semana y un mes de sus necesidades", señala el brasileño Da Silva en una entrevista publicada hoy por el diario francés "Le Monde".
Justifica esta medida en que todas las proyecciones de la FAO apuntan a que "los precios agrícolas van a seguir elevados y tendrán una gran volatilidad en los diez próximos años".
Frente a la situación actual de altos precios de productos como el maíz y el trigo, pide "más flexibilidad" y que se deje de utilizar el maíz o las oleaginosas para producir biocarburantes y se dirijan así al aprovisionamiento alimentario.
Preguntado sobre si hay que acabar con las políticas en favor de los biocombustibles, señala que no porque harán falta en el futuro, cuando se hayan desarrollado los de "segunda o tercera generación", productos que no se basen en cereales y no compitan con los cultivos alimentarios.
Pone la iniciativa surcoreana de instaurar un impuesto a las transacciones de futuros y a los de productos derivados como ejemplo para luchar contra la especulación de corto plazo, con ventas de contratos que se han comprado el mismo día.
"Ese es el tipo de especulación que debemos evitar en periodos como el que vivimos. El objetivo no es intervenir en los mercados, sino imponer una cierta disciplina a los comportamientos especulativos", argumenta.
En cualquier caso, subraya las diferencias entre la situación actual y la que se dio en 2007-2008, cuando se produjeron los llamados "disturbios del hambre" en muchos países.
En primer lugar, entonces la causa de la crisis fue la fuerte demanda asiática y ahora han sido una serie de malas cosechas y las consecuencias de la grave sequía en Estados Unidos.
Segundo, la coordinación internacional "ha considerado sensiblemente", gracias en particular al Sistema de Información sobre los Mercados Agrícolas (AMIS) puesto en marcha por el G20 bajo la pasada presidencia francesa, lo que "debe permitir evitar los movimientos de pánico y las decisiones unilaterales".
Tercero, la estabilidad del precio y la importancia de las reservas de arroz producto básico del que dependen las poblaciones en situación alimentaria más frágil y, cuarto, el hecho de que las cosechas todavía pendientes en el hemisferio sur podrían compensar lo ocurrido en el norte.
Da Silva insiste en la necesidad de que los países donantes sigan manteniendo su ayuda alimentaria a los pobres, pese a la crisis, y en que a largo plazo se trata de favorecer la agricultura de subsistencia y el acceso a los mercados locales para los pequeños productores.
Fuente: Finanzas.com
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