Con el propósito de atacar a los hongos que producen la pudrición del tallo en las plantas de maíz, expertos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), unidad Culiacán, evalúan el potencial fungicida de microorganismos aislados en tierras de cultivo en Sinaloa.
A decir del doctor Raúl Allende Molar, titular de la investigación, los microorganismos empleados inhiben la acción de los hongos Macrophomina phaseolina y Fusarium spp, principales agentes causantes de la pudrición en tallos de maíz.
Para este proyecto, los investigadores del CIAD han aislado hongos Trichoderma y bacterias Pseudomonas y Bacillus nativos de los terrenos de cultivo de maíz en Sinaloa, los cuales han reportado acción fungicida.
Allende Molar reconoció que, aunque la idea de utilizar estos microorganismos como agentes de control biológico no es nueva, la estrategia de seleccionar hongos y bacterias para resolver los problemas de la zona va a ser más efectiva que emplear microorganismos que ya están comercialmente disponibles, pero que no están adaptados a los suelos de Sinaloa.
Los mecanismos de acción de estos microorganismos son diferentes debido a que mientras los hongos parasitan a los patógenos, las bacterias producen metabolitos antifúngicos, los cuales impiden que los hongos patógenos se acerquen a la raíz conforme la planta va creciendo.
El investigador indicó que buscan desarrollar un biofungicida a partir de estos microorganismos, el cual podría aplicarse directamente a la semilla para cubrirla, como algunos productos comerciales, o bien colocarlo en el suelo de cultivo.
Añadió que, si bien deben hacer las pruebas correspondientes, en la teoría este producto no presenta ningún efecto nocivo en los animales y seres humanos que consuman el grano, ya que los microorganismos crecen naturalmente en las raíces de la planta de maíz.
El científico de este Centro Público de Investigación Conacyt destacó que el producto que desarrollen también podría utilizarse en las tierras de cultivo de otros estados de la República, ya que al pertenecer a la misma zona tropical habría diferencias mínimas con los organismos nativos.
Por otro lado, el doctor Allende Molar admitió que los productos a base de microorganismos benéficos para el manejo de enfermedades suelen dar resultados lentamente, pues requieren aplicaciones continuas, así como tiempo de adaptación de los microorganismos.
El investigador comentó que la enfermedad del tallo de maíz suele generar grandes pérdidas a los productores debido a que provoca su pudrición cerca del tiempo de cosecha. Al debilitarse la estructura, es fácil que los vientos ocasionen que la planta se doble y el fruto caiga. Ya en el suelo es imposible que la máquina encargada de la colecta levante la mazorca.
Cabe señalar que en esta investigación colabora el doctor Rogelio Sosa Pérez, del Centro de Ciencias de Sinaloa, y es financiada por la Fundación Produce Sinaloa.
Fuente: jornada.unam.mx
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