Los países del G20 decidirán el próximo mes si tomarán una acción conjunta ante la escalada global en los precios de los granos, dijo Rusia el jueves, aunque analistas dudan que la medida enfríe a unos mercados que están cerca de los niveles que alentaron una crisis de alimentos hace cuatro años.
Una organización de caridad exigió una acción urgente para proteger a quienes padecen hambre en el mundo a medida que las cosechas no alcanzan a cubrir la demanda para el próximo año, mientras que la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés) instó a la naciones a calmar a los mercados, aunque restó importancia a las versiones sobre una nueva crisis.
Los mercados se mostraron escépticos sobre lo que el G20, que compone a las naciones ricas y a las economías emergentes líderes, podría lograr ante la posible restricción a las exportaciones de importantes productores de granos como Ucrania y Rusia.
El viceministro ruso de Agricultura, Ilya Shestakov, dijo que altos funcionarios del G20 abordarán el problema durante un encuentro el próximo mes para decidir una respuesta rápida en el mercado de granos.
"A inicios de mediados de octubre, representantes rusos formarán parte del Foro de Respuesta Rápida, que fue creado dentro del G20 para discutir los problemas en el mercado de alimentos", dijo en una conferencia de granos en Moscú.
"No estamos planeando ninguna medida de emergencia, queremos llevar a cabo un análisis, discutir posibles escenarios y nuestra acción conjunta para calmar al mercado", dijo. "Tomaremos la decisión sobre si son necesarias las acciones conjuntas", agregó.
Francia, que preside el Sistema de Información sobre el Mercado Agrícola (AMIS, por su sigla en inglés), un organismo agrícola creado por el G20, ha referido que cualquier decisión que se acuerde en el foro se tomará después de un reporte del Gobierno de Estados Unidos sobre los granos previsto para el 12 de septiembre.
Funcionarios franceses declinaron hacer comentarios de inmediato sobre las declaraciones de Shestakov.
La peor sequía estadounidense en más de medio siglo y unas cosechas pobres en la zona cerealera del Mar Negro enviaron los precios a máximos históricos en el verano boreal, alarmando sobre una posible repetición de la crisis del 2008 que desencadenó disturbios alrededor del mundo.
Analistas dudaban sobre lo que el G20 podría hacer para frenar la escalada de los mercados. "Hasta el momento el G20 ha logrado éxito en crear una nueva burocracia por encima de otras burocracias, ello no puede hacer nada y no hará nada", dijo James Dunsterville, analista de la consultoría Agrinews en Ginebra.
TERCERA ALZA EN CUATRO AÑOS
La tercera escalada en cuatro años en el precio global de los alimentos ha traído a la memoria la crisis del 2007/2008 que la FAO estimó elevó a 75 millones el número de personas en situación de hambruna crónica en el mundo.
Otras estimaciones ubicaron el incremento en hasta 160 millones.
"Los precios de los alimentos siguen a niveles récord y los Gobiernos no pueden dar la espalda ante la necesidad de tomar medidas", dijo la organización de caridad Oxfam en un comunicado.
"El G20 quiere esperar los resultados de la cosecha de Estados Unidos antes de actuar, cuando está claro que los precios permanecen altos y que millones de personas no pueden comer", agregó.
La FAO dijo el jueves que la sequía estadounidense alentaría un descenso mayor al esperado en las existencias globales de granos.
"Aunque deberíamos permanecer atentos, los precios actuales no justifican hablar de una crisis mundial de alimentos. Pero la comunidad internacional puede y debe actuar para calmar más los mercados", dijo el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en un comunicado.
El Indice de Precios de Alimentos de la FAO, que mide los cambios mensuales en los precios de una cesta de cereales, oleaginosas, lácteos, carnes y azúcar, marcó un promedio de 213 puntos en agosto, la misma cifra que en julio, dijo la FAO en su actualización mensual.
Aunque es un número por debajo del máximo de 238 alcanzado en febrero de 2011, cuando el precio de los alimentos ayudó a avivar las revueltas de la Primavera Árabe en Oriente Medio y el norte de África, sigue cerca de los niveles alcanzados durante la crisis del 2008.
La región central de Estados Unidos, el área productora de maíz y soja más importarte del mundo, ha sufrido su peor sequía en 56 años, mientras que operadores también han advertido que Rusia y Ucrania podrían pronto agotar sus existencias de granos exportables, a medida que grandes importadores buscar asegurar sus suministros.
"El trigo de Ucrania y Rusia está llegando a los mercados de exportaciones como una avalancha y se venderá muy rápido a menos que se haga algo", dijo un operador europeo.
Fuente: terra
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