En el 2007, el mercado europeo absorbía el 51% de la oferta exportable que ingresaba de la Argentina con destino a ultramar. En esa misma temporada Rusia participó con el 32% de las compras, con el 4% el mercado del norte de África y el 13% restante, repartido en “otros mercados”.
Durante la temporada 2012 Europa compró sólo el 36% de la oferta exportable regional hacia ultramar; Rusia, el 42%; el norte de África, el 8%, y “otros mercados”, el 14%.
Según publicó Agrovalle,se determina que en los últimos cinco años el mercado europeo perdió 15 puntos en su participación en las compras de pomáceas del Valle, Rusia aumentó en 10 puntos sus compras, el norte de África duplicó su participación y los “otros mercados” se mantuvieron relativamente estables.
En principio, se podría explicar por la combinación de un problema de calidad con falta de competitividad.
Para decirlo con otras palabras, los países competidores del hemisferio sur (Chile, Brasil, Sudáfrica y Nueva Zelanda, entre otros) desplazaron la fruta argentina por una cuestión de precios. Hasta el 2007, la oferta argentina no tenía serios problemas para competir con estos países. Pero con la llegada de la inflación al país, los costos se dolarizaron y hoy una caja chilena en Europa puede entrar hasta dos dólares por debajo del valor al que lo hace una caja del Valle.
A esto hay que sumar la falta de calidad que exhibe el producto argentino, así como también la poca productividad que se observa en el sistema, lo que en definitiva termina impactando en los balances con menores retornos y mayores costos.
En este contexto, es lógico que Rusia y el norte de África evidencien importantes crecimientos como destinos de nuestra oferta exportable.
Según distintos analistas del sector, esta tendencia tenderá a profundizarse, aunque no a la velocidad que alcanzó en los últimos años.
Fuente: Infocampo
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