AGRO 2.0: Ingeniería Agrícola entre las carreras top 20 del futuro, según Forbes

Según Forbes, “mientras más países se hacen ricos y demandan mejores alimentos, los precios suben y agregan presión al sistema agrícola.

Orgulloso se encuentra el decano de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción, Eduardo Holzapfel, debido a que una de las carreras de esa Facultad apareció en el último listado de la revista Forbes sobre las carreras más promisorias de aquí al año 2022, aunque con un solo matiz, pues el académico opina que ya hoy día, Ingeniería Civil Agrícola es una de las carreras más promisorias de Chile. Por añadidura, la única universidad chilena en que se dicta en tales condiciones es la Universidad de Concepción, y los logros no son pocos: la carrera está acreditada por seis años y, además, está reconocida por el Colegio de Ingenieros de Chile. 
De acuerdo a Forbes, la Ingeniería Agrícola plantea un tema enorme, pues “el futuro de la comida va a ser un reto mayor. Entre el cambio climático, el crecimiento de la población y la gente creyendo que es una buena idea plantar pasto en ciudades desérticas, las reservas de agua fresca va a escasear paulatinamente, mientras que la cantidad de tierra disponible para agricultura se encogerá”. 
El decano indica que “efectivamente, este es un tema de futuro y que integra la búsqueda de soluciones en un contexto muy complejo, donde juegan un papel fundamental situaciones como el cambio climático, el aumento de la población humana, la disminución del agua y las superficies Agrícolas, etc., por lo cual, para estudiar Ingeniería Civil Agrícola, no sólo se requiere pasión por las ciencias exactas, sino también una fuerte vocación social, pues lo que hacemos es, en síntesis, un trabajo que tiene por objetivo el bien común”.

Investigación
“Mientras tanto -añade Forbes-, más y más países se hacen ricos y demandan mejores alimentos, de mayores precios, los que agregan presión al sistema agrícola. Esto llevará a un alza de la Ingeniería Agrícola, una profesión enfocada en desarrollar más y mejores vías de crear alimento en función de las necesidades del mundo”. 
El decano señala que, efectivamente, y tal como lo señala la revista norteamericana, debido a lo anterior “trabajamos fuertemente no sólo en la docencia de pre y post grado, sino también en investigación, pues lo que estamos haciendo  dice relación con temas que son fundamentales para el futuro de la humanidad, como el agua, la energía y los alimentos. Es por ello que tenemos importantes investigaciones en lo que tiene que ver con hidráulica, sistemas de riego y energía, entre otros aspectos, y ello conlleva mucho trabajo de campo y  contacto con múltiples realidades y personas. Es por ello que nuestros investigadores y alumnos pasan mucho tiempo en terreno buscando, por ejemplo, soluciones energéticas para agricultores de escasos recursos, o indagando sobre los caudales de aguas subterráneas en la cordillera, etc.”
El académico, señala que para estudiar Ingeniería Civil Agrícola no sólo se requiere la clásica proficiencia de los matemáticos, sino también gusto por la biología, pues son dos disciplinas macro que se cruzan constantemente en los seis años de estudios, aunque agrega que, como en toda ingeniería, lo esencial es el trabajo creativo: “en el mismo ránking de Forbes, justo antes de mencionar la Ingeniería Agrícola, se habla de la robótica como una de las 20 profesiones del futuro, y resulta que ella es un aspecto muy importante en nuestra profesión y, de hecho, trabajamos mucho con robótica aplicada a la agricultura”.
Holzapfel señala al respecto que la demanda por profesionales en este campo es evidente, y se refleja entre cosas en los sueldos de los recién egresados, similares a los que obtienen médicos o geólogos. “Ello, que ya es muy bueno, por cierto que mejorará aún más en la medida que siga aumentando la demanda por ingenieros civiles agrícolas”, precisa el investigador, quien señala que los profesionales son muy apetecidos en el mundo agroindustrial, entre otros motivos, por su escasez: desde 1988 a la fecha se han titulado poco más de 230 ingenieros civiles agrícolas. En otras palabras, hay mucho campo aún.