El Director General de la FAO, José Graziano da Silva, y su homólogo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, coincidieron esta semana en que los actuales precios internacionales de los alimentos no permiten hablar de crisis alimentaria, pero que es necesario mantener la vigilancia debido a la tensión existente en los mercados.
En una reunión de una hora de duración el pasado martes en la sede de la FAO, ambos señalaron que el mundo está hoy mejor preparado para hacer frente al alza de los precios alimentarios que durante la crisis de 2007-2008. Un motivo importante es la creación el pasado año por parte de los países del G20 del Sistema de Información sobre Mercados Agrícolas (AMIS, por sus siglas en inglés), que aumenta la transparencia del mercado, y del denominado Foro de Reacción Rápida (RRF), que permite a los países responder con mayor rapidez en situaciones de crisis.
Da Silva y Lamy instaron a los países a utilizar estos instrumentos de coordinación internacional y a abstenerse de acciones unilaterales, como las compras motivadas por el pánico o las restricciones a las exportaciones, que a menudo tienen como resultado un incremento de los precios a nivel mundial. También pusieron de relieve el papel del libre comercio para garantizar la seguridad alimentaria, siendo el vehículo que permite a la oferta cubrir la demanda de alimentos en todo el mundo. Subrayaron además la necesidad de una mayor consistencia de los mercados agrícolas, ya que los productos básicos con menos transacciones figuran entre los que tienen los precios más volátiles.
Medidas no arancelarias
Debatieron la importancia de armonizar las medidas no arancelarias aplicadas al comercio agrícola -y en especial al alimentario-, como forma de mejorar el acceso mundial a los mercados y la seguridad alimentaria. Coincidieron además en en la necesidad de fortalecer las normas públicas globales, como el Codex Alimentarius, que establece normas internacionales sobre la inocuidad y calidad de los alimentos para promover alimentos más inocuos y nutritivos para los consumidores en todo el mundo. Ambas organizaciones cooperarán para realizar estudios y mejorar el intercambio de información y conocimientos en este campo, y continuarán sirviendo de enlace sobre la capacidad de los países en desarrollo para participar de forma eficaz en el trabajo de los organismos de estandarización alimentaria.
Igualmente acordaron que la implementación de la Decisión de Marrakesh es importante para los países que son importadores netos de alimentos, como una de las formas de hacer frente a las dificultades que supone conseguir suministros del mercado mundial a un precio razonable.
Índice de los precios de los alimentos
Los temores a una crisis alimentaria se desataron después de que el Índice de la FAO para los precios de los alimentos -que mide los precios de los alimentos básicos objeto del comercio internacional-, aumentara un seis por ciento en julio. Sin embargo el índice se mantuvo sin cambios el pasado mes de agosto.
Entre otras cuestiones, Da Silva y Lamy expresaron su preocupación por el posible impacto de los altos precios de los alimentos en los países pobres y en la necesidad de establecer medidas de protección, incluidas redes de protección social, apoyo a la producción de cultivos locales y el fortalecimiento de los mercados regionales. En este contexto subrayaron también la importancia para la comunidad internacional de mantener su apoyo a los países más vulnerables, incluyendo la iniciativa del OMC Ayuda para el comercio, que sirve para mejorar las infraestructuras agrícolas, creando así oportunidades de acceso a los mercados en los actuales flujos comerciales.
Por último, ambos expresaron su determinación de promover una mayor cooperación entre la FAO y la OMC.
Fuente: agrodigital
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