En un contexto mundial como el actual, con los precios de los alimentos al alza y continuas llamadas a garantizar la seguridad alimentaria, este estudio sobre los triazoles, un grupo de productos químicos para luchar contra las enfermedades de los cultivos, ha confirmado el importante valor de las soluciones tecnológicas destinadas a la agricultura intensiva sostenible, subrayando la esencial contribución que para la misma suponen las acciones de I+D.
El estudio concluye que sin los triazoles, los principales cultivos de cereales europeos son más vulnerables a la Septoria, el más perjudicial patógeno del trigo, una devastadora infección fúngica que puede causar pérdidas de rendimiento de hasta el 40%.
‘Si queremos una Europa competitiva, resulta imprescindible invertir en la protección de nuestros cultivos. La I+D es costosa en plazos y dinero, pero si no ofrecemos a nuestros agricultores las herramientas adecuadas para desarrollar su trabajo, las consecuencias para la productividad de sus explotaciones serán graves’ afirmó Friedhlem Schmider, Director General de ECPA, la asociación europea de fabricantes de fitosanitarios. Es importante señalar, que Europa es actualmente un exportador neto de trigo, productor del 21% de la cosecha mundial de este cultivo, y que el uso de triazoles permite un rendimiento de 5,3 Tms/Ha en comparación con el promedio mundial que se sitúa en 2,9 Tms/ha.
‘Una caída en la productividad del trigo europeo sería un desastre para los mercados y un duro golpe para la seguridad alimentaria mundial. Las cosechas que Europa da por piensa caídas del cielo, son fruto de una dura tarea por innovar’, señaló Schmider.
Los programas europeos de control de enfermedades de cereales se basan en los triazoles, toda vez que la eficacia de los otros tratamientos no es suficiente ante el rápido desarrollo de resistencias a la Septoria. Los fungicidas basados en triazoles han sido la columna vertebral de la defensa contra la Septoria. Pero, tal como señaló Schmider ‘Si no somos capaces de desarrollar nuevas herramientas, será una cuestión de tiempo que se generen resistencias’.
A estas razones económicas se unen además las medioambientales, pues además de ser más eficaces, estos productos requieren de una menor frecuencia y volumen de aplicación. Por el contrario, si un agricultor no consigue el mejor rendimiento de sus tierras por no contar con las herramientas óptimas, tendrá que compensarlo cultivando más superficie en detrimento de los hábitats naturales.
Nomisma utilizó como ejemplo el trigo en el continente europeo, pero las mismas conclusiones son extrapolables al resto de cultivos. Y es que cualquier pérdida de soluciones a las que aún no se ha encontrado alternativas adecuadas, afectaría negativamente a la calidad, variedad, disponibilidad y precio de nuestros alimentos.
En definitiva, este estudio viene a demostrar la importante contribución de la ciencia y la investigación a la agricultura intensiva sostenible. Las plagas y patógenos no se rinden ante los avances científicos, se adaptan y mutan para vencerlos. Igual deben hacerlo nuestras soluciones.
Fuente: infoagro
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