Los productores de vino, al igual que buena parte de las bodegas de pequeño y mediano tamaño, contemplan estos días con preocupación creciente el brusco giro que se está produciendo en el mercado vinícola tanto en la Comunitat Valenciana como en el resto de España. La implacable estrategia que vienen desarrollando las grandes industrias del sector y que está basada en las importaciones masivas de vinos a granel se está traduciendo en un hundimiento generalizado de los precios en origen, tal como ha podido constatar a través de diversos testimonios la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA).
Un informe basado en datos del Observatorio Español del Vino permite establecer que la adquisición de caldos a granel procedentes de terceros países por parte de firmas españolas se ha multiplicado por cuatro (+400%) al pasar de los 95.000 hectolitros (9,5 millones de litros) importados durante la anterior campaña a los 385.000 (38,5 millones de litros) que han entrado por las fronteras españolas a lo largo de esta última temporada. No es ninguna casualidad que el grueso de esas importaciones se haya concentrado en los últimos meses del pasado año, que es precisamente el período en el que las cotizaciones de la uva para elaboración de vinos experimentaron un significativo repunte al alza. Tanto es así, que el sector vitivinícola valenciano no recordaba un ejercicio tan satisfactorio desde hacía muchos años. Sin embargo, aquellas expectativas favorables se encuentran seriamente amenazadas ante la desmesurada irrupción en el mercado español de graneles foráneos procedentes sobre todo de Argentina y Chile.
Es más, los efectos de esta maniobra comercial cuyo objetivo no es otro que el de presionar a la baja las cotizaciones en origen, tal como está corroborando la propia evolución de los acontecimientos, no se han hecho esperar. Así, los precios para los productores valencianos han sufrido severos descensos que oscilan, en función de las distintas categorías examinadas, entre el 8% y el 14%.
Lo que está sucediendo es que las grandes envasadoras al disponer ahora, gracias a las importaciones, de una cantidad de vino con la que no contaban hace solo unos meses se encuentran en condiciones de renegociar a la baja los precios que habían acordado con los productores y eso es, precisamente, lo que están empezando a hacer en algunos casos.
“Nos consta que la inquietud entre productores y bodegas –asegura el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado– es enorme en estos momentos. Se sienten con las manos atadas frente a las presiones y la actitud, muy poco ética, que exhiben determinadas industrias y que están distorsionando el mercado español del vino. Los productores valencianos, después de mucho tiempo, parecía que lo tenían todo a su favor para obtener una cotizaciones razonables, pero algunos no están dispuestos a consentirlo. Un cosa es el mercado libre y otra muy distinta la ley de la jungla”.
En este sentido, el máximo responsable de la organización agraria exige a la Administración española que “extreme al máximo el control sobre los vinos a granel importados”. AVA-ASAJA reclama que esa vigilancia rigurosa se concentre en tres aspectos: el origen del vino, su manejo una vez en España y el destino final del mismo. Aguado apunta al respecto que “la procedencia de buena parte de esta mercancía, que llega en barcos de distintas banderas para eludir en muchos casos el pago de ciertos aranceles, no termina de estar convenientemente identificada. Resulta igualmente imprescindible que las autoridades vigilen, las condiciones sanitarias, el uso y el destino de esos graneles para evitar que puedan comercializarse haciéndolos pasar por vinos españoles. Tal como están las cosas, si no se aplica en máximo rigor en los controles administrativos corremos el riesgo de que pueda producirse un fraude generalizado a los consumidores”.
fuente: infoagro
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