La bodega, fundada en 1996 y especializada en vino de pago -elaborado parcela a parcela-, se ha renovado para conquistar a los amantes del enoturismo y la gastronomía, con una oferta diversificada que, según detalla a Efeagro su director general, Enrique Valero, es una propuesta a largo plazo "de 360 grados".
"Queremos abarcar no sólo vino, sino también hostelería, restauración de lujo y gastronomía, de una forma diferente, con visitas personalizadas que no se limiten sólo a probar vinos, sino a disfrutar de todo el entorno del Valle del Duero", asegura Valero.
Y es que la compañía, situada en el municipio de Sardón de Duero, ha llevado su filosofía, que combina la tradición vitivinícola y la alta tecnología, a todos los ámbitos que rodean el mundo del vino, con el fin de ofrecer "una experiencia única".
Al paisaje del Valle del Duero que rodea la bodega, se suma la Abadía de Santa María Retuerta, convertida ahora en el hotel de lujo "Le Domaine", gracias a una inversión de 30 millones de euros que le ha devuelto algunos de los usos que los monjes Premostratenses le dieron hace más de mil años, con una veintena de habitaciones -en la antigua hospedería- y un restaurante gourmet -en el refectorio-.
Para su puesta de largo, el hotel ha fichado al donostiarra Andoni Luis Aduriz ("Mugaritz", dos Estrellas Michelín y tercer mejor restaurante del mundo según la lista británica "Restaurant"), que se ha embarcado por primera vez en un proyecto de dirección gastronómica fuera de sus fogones de Rentería (San Sebastián).
Sus argumentos para aceptarlo, según destaca a Efeagro, son "la naturaleza", "la cultura", "la quietud" y la "elegancia" que rodean este espacio, poblado de obras de arte, incluido un museo natural de escultura -con obras del alemán Ulrich Rückriem-, una biblioteca con libros de coleccionista y un enclave agrícola perfecto para ofrecer una gastronomía de producto y de temporada.
Un cóctel que demuestra que "vino y gastronomía van siempre de la mano, y que el uno sin el otro son difíciles de entender", subraya Valero.
Aunque reconoce que la situación de crisis actual "no facilita" la rentabilidad del proyecto, sí apuesta por que "quien ofrece un producto diferenciado y personalizado" obtenga a cambio la fidelidad de un perfil de cliente "muy específico", en este caso "amante del vino y la gastronomía".
El principal sello de identidad de Abadía Retuerta es la variedad de su territorio, "terroir", cómo se conoce en enología, "un conjunto de factores como el suelo, el clima, la composición y la mano del hombre", que permiten producir "vinos de altísima calidad", según el responsable de marketing de la bodega, Álvaro Pérez.
La riqueza de su suelo permite elaborar hasta 54 tipos de vinos de pago, cada uno plantado con una única variedad de uva; en total, la finca cuenta con un 70 % de tempranillo, 10 % de cabernet sauvignon, y 10 % de syrah.
El 10 % restante se divide entre merlot, petit verdot y algunas variedades de blanco que utiliza de forma experimental, de las que acaba de nacer su único vino blanco, bautizado "Le Domaine 2011" en homenaje al recién inaugurado hotel.
A pocas semanas de que finalice la vendimia, los responsables de la bodega, que tiene una producción anual de unas 500.000 botellas, esperan que la cosecha de este año sea similar a las de 2005 y 2006, con una uva "de mucha calidad".
Además de explorar más allá de los límites del enoturismo con propuestas como cursos de cata en plena naturaleza, incluso debajo de una encina centenaria, o sendas a medida, la bodega busca ahora "cambiar una serie de claves para exportar de forma distinta", apunta Valero.
"Estamos desarrollando otros canales de venta; no estamos ajenos al mundo de internet, ni a la venta personalizada; lo que queremos es que la persona que disfrute interactúe con nosotros, para que los consumidores sean nuestros apóstoles".
Entre los lujos que ofrece este "monasterio de cinco estrellas", donde confluyen varios estilos arquitectónicos fruto de las diversas épocas de su construcción -románico, gótico y barroco-, destacan una sala de yoga, otra de relajación y un servicio de mayordomía para cada habitación, una legión de empleados formados por el mismísimo Robert Watson, el mayordomo de la reina Isabel II.
Fuente: efeagro
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