El interés creciente por los circuitos de venta en corto, en los que el consumidor compra directamente al productor para evitar gastos de intermediarios y asegurarse la calidad del producto, se ve frenada por la carencia de oferta procedente del sector primario, principalmente, de alimentación hortícola. Y, en el otro lado de la moneda, hay cientos de hectáreas en Navarra sin trabajar por el éxodo rural que se vivió en la década de los setenta y ochenta.
Por eso una agrupación dedicada a esta modalidad comercial -Karrakela- impulsa la creación de una bolsa de tierra de cultivo que permita redondear esta cesta de la compra de las familias. ¿Y quién puede estar interesado en volver al medio rural? La respuesta la tienen claras: personas en situación de desempleo.
Karrakela tiene dos vías para llegar al consumidor, a través de su página web (www.karrakela.com) o en la tienda que acaban de abrir en Pamplona. En sus canales de venta en corto participan de forma activa una quincena de productores de los 60 que los utilizan. "Pero aún así, la oferta es insuficiente. Y el que apuesta por comprarnos directamente le cuesta mucho completar lo que necesita una familia para una semana. O recurre a grupos de consumo, que en pequeños lugares apenas tienen gente, o se lo busca él, lo que es complicado", apunta Gillén Ábrego Arlegui.
GESTIONES GRATUITAS
Este empleado en una empresa de ingeniería eólica de 36 años, además de emprendedor en circuito corto desde la explotación familiar ganadera de Igúzquiza, es uno de los impulsores de la iniciativa junto a sus hermanos gemelos de 32 años, Andrés, ingeniero agrónomo, y Víctor, veterinario, además de las vecinas de Pamplona y también ingenieras agrónomas, Raquel Ciriza Labiano, de 31 años, y Mónica Prieto, de 32.
"Nuestro objetivo es poner en contacto a esas personas desempleadas con quién tenga la tierra sin cultivar y formarlas para que hagan una producción con salida en el circuito en corto", resume Raquel Ciriza. Aunque tras la sencillez de sus frases hay un arduo trabajo. Así, la creación de esta bolsa de tierra les ha llevado a llamar a las puertas de ayuntamientos con visitas personalizadas por toda Navarra. "Necesitamos que los entes públicos se pongan en contacto con nosotros, así como particulares que tengan también fincas sin trabajar", solicitan facilitando una dirección de correo electrónico: Raquel@karrakela.com
En lo que sí ha habido una respuesta espontánea ha sido en el otro lado. "Contamos ya con unas veinte personas desempleadas que se han adherido a esta iniciativa. El nivel de formación es muy variado, muchos con carreras universitarias, de entre 25 y 35 años, que no tienen trabajo y cuentan con el desempleo para invertirlo en una salida laboral".
Karrakela no cobra nada por propiciar este encuentro entre un futuro agricultor y el propietario de los terrenos. "Nuestro único interés es aumentar esta oferta en venta en corto que, si ellos quieren, podrán hacerlo a través de nuestra agrupación, y revalorizar otra vez el medio rural que se quedó tan abandonado. Pero lo ideal es que de esta gestión se encargara un ente público", indica Gillén Ábrego
Fuente: diariodenavarra.es
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