Concha Rubio Bastida El desarrollo técnico y los avances en investigación de muchos procesos industriales en las empresas agroalimentarias han provocado que algunas normativas sobre fechas de caducidad se queden obsoletas: los nuevos sistemas productivos permiten alargar los plazos de consumo seguro de muchas de ellas.
La caja de Pandora de los desperdicios alimentarios ha abierto un debate ético y moral sobre cómo es posible que 900 millones de personas pasen hambre en el mundo mientras se tiran 1.300 millones de toneladas de alimentos cada año, según datos de la FAO.
Bruselas quiere poner freno a este desatino y reducir a la mitad el desperdicio alimentario en el horizonte 2020 y para ello se plantea que se amplíen fechas de caducidad y de consumo preferente.
¿Pero es realmente posible hacerlo cuando la mayoría de la población no distingue el significado de una y de otra? La normativa sobre etiquetado dice que la fecha de caducidad será obligatoria en el caso de alimentos microbiológicamente muy perecederos, muy sensibles a la contaminación microbiana, lo que significa que ingerirlos pasada esa fecha no es seguro, apunta el director de Relaciones Institucionales de Grupo Leche Pascual, Óscar Hernández.
Para el resto de productos, se establecerá una fecha de consumo preferente, periodo en el que el fabricante considera que el alimento mantiene sus cualidades y su ingesta posterior a esa fecha sólo afectará a textura, sabor o color, pero no a su seguridad.
Como explica a Efeagro el responsable del departamento de Legislación de Ainia Centro Tecnológico, José María Ferrer, en ambos casos el legislador no define la vida útil del producto alimenticio, sino que el fabricante o industrial es el responsable, a través de sus estudios de vida útil del producto, de establecer la fecha.
fuente: efeagro
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