Cuando ya se lleva entregada en fábrica cerca de tercera parte de la producción de remolacha prevista en la Comunidad Autónoma, ASAJA ha reclamado a la industria azucarera mejore el precio que está pagando a los remolacheros, “subida para la que la industria tiene margen de sobra, dado que la cotización internacional del azúcar se ha multiplicado en los últimos tiempos”.
ASAJA considera que es “de justicia” que la industria suba sustancialmente el precio mínimo que está obligada a pagar a los remolacheros por la raíz. Al igual que otras producciones, el problema de la remolacha es la falta de precio de la producción, pues desde la última reforma del sector marcada por la Unión Europea en 2006, el precio mínimo que están obligadas a pagar las industrias no garantiza ni los costes de producción, por lo que la única alternativa para que este cultivo no se borre del mapa regional es que la industria azucarera destine una pequeña parte de sus cuantiosos y públicos beneficios a la compra de la materia prima con la que posteriormente los obtienen.
Por otra parte, ASAJA “de ningún modo da por perdidos los 3 € por tonelada de la ayuda que recibían los remolacheros y que la Junta eliminó este año por sorpresa, incumpliendo sus compromisos”. La reclamación de ASAJA prosigue, y tras las campañas de presentación de recursos administrativos, la organización acudirá a los juzgados cuando la vía administrativa se agote. “Nuestros cultivadores producen en inferioridad de condiciones, y este extremo debe ser tenido en cuenta por nuestros políticos y por las industrias del sector para que el cultivo no desaparezca en Castilla y León”, subraya la OPA.
La campaña remolachera empezó en la molturadora de Toro de AB Azucarera Iberia el día 3 de octubre, seguida por la de ACOR en Olmedo el día 10, y las últimas en abrir sus puertas fueron las plantas de Azucarera en Miranda y La Bañeza, el 16 y 17 del mismo mes respectivamente. El inicio de la cosecha fue complicado, a consecuencia de la sequía del último periodo, puesto que incluso en zonas regables se habían cortado el agua antes de finalizar el ciclo productivo de la remolacha. Aunque el cultivo estaba en buen estado y la riqueza de azúcar era óptima, la producción en toneladas por hectárea no se esperaba muy buena, por lo que en conjunto se aguardaba un año normal. Sin embargo, las lluvias del otoño y las temperaturas suaves han permitido a la remolacha que todavía estaba en las tierras elevar su producción y mantener su alto nivel de azúcar, lo que acrecienta las esperanzas de rematar un buen año, aunque sin llegar al nivel récord de la anterior.
Fuente: infoagro
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