La exportación en alza a países emergentes, como China y Rusia, y las mermas de cosechas en Francia e Italia siembran el optimismo
El consumo mundial supera en un 8% a la producción y agota excedentes
Quién lo iba a decir. El mundo del vino vive momentos bastante más optimistas, cuando años atrás cundía el desastre y parecía que no habría recuperación posible. Siguen subiendo las exportaciones en toda España; por segundo año consecutivo se venden pronto los graneles de cooperativas y grandes productores, y la mejoría se traduce también en los precios para la uva en el campo, de modo que los agricultores dicen que, sin ser una gran cosa, con los niveles actuales de alrededor de 30 céntimos el kilo, como mínimo, se puede resistir.
El aumento de precios también se nota en los vinos de gama normal en venta al público, aunque no tanto en los de gama alta, porque sus cotizaciones más elevadas tienen margen para absorber cualquier vaivén intermedio, que resulta en todo caso moderado para su nivel.
Demanda creciente
Según datos de la Oficina Internacional de la Viña y el Vino que ha recogido la organización agraria AVA-Asaja, el consumo mundial ha superado el último año en un 8% a la producción. ¿Y eso cómo puede ser?, ¿cómo es que se consume más de lo producido?, se puede cuestionar cualquiera fácilmente. Muy sencillo, porque había existencias sobrantes de ejercicios anteriores, que ahora van desapareciendo.
Para explicarse lo que está ocurriendo hay que tener presente que, si bien el consumo de vino sigue descendiendo en los viejos países productores (España, Francia e Italia), crece de manera notable en los países emergentes que no producen (como Rusia) o que producen poco en comparación con su demanda, como es el caso de China y otros países asiáticos.
Otro factor que influye es el aumento de la demanda para destilaciones, brandys, licores y vinagres.
Liberalización
Con un consumo mundial por encima de la producción (alrededor de 240 millones de hectólitros) y la perspectiva de que va a seguir esa tónica, se ha revitalizado el debate europeo sobre la liberalización de las plantaciones.
Ahora no se puede plantar en la UE una viña nueva si no se dispone de derechos (por arranques anteriores o compra a otros que arrancaron). Pero está previsto que las restricciones actuales se levanten para el año 2015 y quede todo libre, lo que ha suscitado renovadas críticas a esta medida, aunque no generalizadas.
Quienes producen para graneles o marcas poco acreditadas aspiran a que se prorrogue el sistema actual y no se dé libertad, porque temen que aumenten las plantaciones y se vuelva a la crisis, como sucedió a raíz del 'boom' de los años 90. Por contra, quienes tienen marcas y denominaciones de origen acreditadas, que, por así decirlo, lo venden todo, quieren libertad. Y además advierten del peligro de que, lo que no se produzca en Europa, se producirá fuera, porque el mercado es el mundo. Por tanto, mejor hacerlo aquí a que lo hagan otros.
España, un 15% menos
España, tercer país productor, tiene este año 34 millones de hectólitros, un 15% menos. El Ministerio de Agricultura dijo en un principio que caería un 8%, pero al final la merma es mayor. Si se compara con los 50 millones de 2004, el descenso es del 32%. Desde entonces no ha parado de bajar. Se notan los arranques subvencionados.
La DO Valenciasuma 52,5 millones, un 10% menos, y la de Utiel-Requena, 154, el 21% menos.
Francia, primer productor, tiene 40,5 millones, un 20% menos. Italia, segundo productor, 40,8 millones, un 8% menos, aunque hay dudas, no se sabe si también contabiliza como producción propia lo que importa, por ejemplo de España.
Argentina, quinto productor, también baja un 24% y se queda en 10 millones. De los países considerados como nuevos productores sólo sube de forma destacada Sudáfrica, un 4%, pero quedándose en cifras próxima a las argentinas.
Fuente: lasprovincias.es
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