Da igual que haya mucho o poco aceite de oliva. Cada vez que un consejero de Agricultura viene a Jaén a presentar el aforo -algo que sucede todos los años por estas fechas- siempre termina igual: haciendo un llamamiento a la tranquilidad. Si tienen tiempo y ganas, revisen las hemerotecas y lo comprobarán ustedes mismos. Y es que todos estos señores y señoras saben perfectamente que los datos que aportan en este acto y sobre todo cómo los aportan tendrán una incidencia directa en un mercado, el oleícola, que funciona mucho por impulsos. En juego algo tan sensible como que los precios en origen suban o bajen. O lo que es lo mismo, que los olivareros ganen más o menos. De ahí los esfuerzos de Luis Planas por explicar este lunes en la capital que, pese a que en provincias como Jaén la producción caerá un 75 por ciento, nadie debe ponerse nervioso porque hay existencias en Andalucía, unas 690.000 toneladas a finales de septiembre, por lo que habrá mercancía para atender las demandas de todos los clientes -aunque organizaciones agrarias como la UPA insistan en que faltarán unas 100.000-. En la mente de todos, aquella campaña de 2005/2006, bastante parecida a ésta, en que el virgen extra se llegó a pagar a una media de 4,19 euros el kilogramo, un subidón que, una vez trasladado a los usuarios, se tradujo en una fuga eventual de consumidores hacia grasas más baratas. Por lo pronto, conviene saber que esta semana ya se han cerrado operaciones a 3,24 euros. El tiempo “hablará”.
Ahora mismo el escenario es el siguiente. Tras “aforar” 8.641 olivos en Andalucía, la Consejería de Agricultura ha concluido que en la comunidad autónoma se fabricarán 513.948 toneladas, un 62 por ciento menos que hace un año. En el caso de Jaén la reducción es todavía mayor. Las 330 almazaras y cooperativas jienenses molturarán 764.045 toneladas de aceituna que, con un aprovechamiento industrial del 22,25 por ciento, proporcionarán 170.000 toneladas de “oro líquido”. Un 75 por ciento menos que la última recolección. La Consejería también ha adelantado una proyección para España. Habrá 625.300 toneladas. Cifras que, a buen seguro, pondrán en guardia a los grandes compradores. Pese a las palabras de Planas, habrá tensiones sí o sí. Y serán mayores si las condiciones climáticas no acompañan y se generan más incertidumbres a medio plazo.
¿Y por qué estamos así? Luis Planas aportó una serie de razones. Todas relacionadas con el desarrollo vegetativo. El punto de partida era la «debilidad del cultivo» después de tres cursos con matrícula de honor. Un agotamiento que se acrecentó por factores meteorológicos. Hubo escasez de lluvias durante el invierno y fuertes heladas en febrero. La falta de vitalidad, la sequía y las altas temperaturas posteriores provocaron una merma cuantiosa de la floración, un mal cuajado y un número de frutos por brote más escaso. En cualquier caso, aclaró Planas, todas las magnitudes aportadas anteriormente podrían corregirse al alza si hay precipitaciones en los próximos meses.
La situación de Jaén se podría extrapolar a toda la región, lo que ha tirado a la baja de las previsiones de cosecha en el conjunto de España (-61 por ciento) y a nivel mundial (-19 por ciento según los primeros informes del Consejo Oleícola Internacional). Especialmente llamativos son también los casos de Córdoba, que se quedará en las 148.000 toneladas, un 35 por ciento por debajo del promedio de los cinco últimos ejercicios; Sevilla, donde se fabricarán 64.412 toneladas, un 22 por ciento menos; y Granada, con 61.739 toneladas, un 57 por ciento menos.
Fuente: blogs.ideal.es
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