Alrededor de un centenar de ganaderías se incluyen en Asacriber, que ya prepara un expediente para presentar su solicitud ante el ministerio de Agricultura
La publicación hace pocos meses de la nueva norma de calidad del ibérico cerraba un capítulo en el sector del porcino pero abría otras vías en lo que a gestión se refiere. En concreto, en Castilla y León se dejaba en el aire la posibilidad de que fueran una o varias asociaciones regionales las que pudieran hacerse con la gestión del libro genealógico de la raza, es decir, el registro de los animales puros.
El citado libro, cuya titularidad corresponde al ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, es gestionado desde prácticamente sus orígenes, el año 1987, por Aeceriber –Asociación Española de Criadores de Ganado Porcino Selecto Ibérico Puro y Tronco Ibérico– cuya sede está en Zafra pero de la que forman parte ganaderos de diversos puntos del país.
En Castilla y León, la primera asociación que ha mostrado interés por gestionar el libro es Asacriber, Asociación Salmantina de Criadores de Ganado Porcino Selecto de Tronco Ibérico, que ya ha mantenido encuentros con ganaderos de la zona de Ciudad Rodrigo y que hará lo propio hoy viernes, en la zona de Vecinos.
El presidente de este colectivo, Manuel José González, insiste en que «no se trata de crear más asociaciones sino de hacer más fuerte la que ya tenemos».
Alrededor de un centenar de ganaderías se incluyen en al asociación que, en estos momentos, prepara un expediente con los datos necesarios para presentar su solicitud ante el ministerio. «El Magrama es el que tiene la última palabra, nosotros estamos preparándonos y ellos tampoco tendrían que dudar mucho porque con una asociación fuerte, podemos hacerlo», asegura el presidente de Asacriber.
La función de esta entidad colaboradora con el ministerio, tal y como sucede ahora con Aeceriber, es certificar la pureza racial de los ejemplares reproductores inscritos en el citado libro y siempre, como herramienta fundamental para la mejora o selección genética.
El enfrentamiento entre comunidades y asociaciones durante el proceso de elaboración de la norma de calidad del ibérico facilitó que algunos colectivos se plantearan las labores de gestión y de ahí, que ahora se desate una pugna por el libro genealógico.
Fuente: elnortedecastilla.es
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