Los agricultores de cítricos de Castellón inician la campaña de las clemenules (una de las variedades más tardías) con buenas perspectivas. Algo a lo que ha contribuido una entrada moderada de los frutos en el mercado, puesto que esta circunstancia ha permitido mantener los buenos precios que se llevan registrando desde finales del mes de septiembre.
Un extremo que corroboraba ayer el secretario general de la Unió de Llauradors i Ramaders, Ramón Mampel, al señalar que «los mercados van poco a poco, vendedores y consumidores buscan color y calidad por encima de cantidad y el flujo es lento, por lo que los precios van aguantando».
Los agricultores de Castellón cobran de media alrededor de 0,21 euros el kilo de clemenules, mientras logran también mantener los alrededor de 0,30 euros por otras variedades como la oronules. «También las variedades más tempranas, como la Marisol, han aguantado bastante bien este año y han mantenido una buena valoración», explicaba Mampel.
Así, aunque el grueso de la campaña todavía está por llegar, en el campo castellonense respiran un poco más tranquilos tras un año desastroso en el que los precios cayeron en picado y todos los factores se aliaron en su contra. De hecho, el secretario de la Unió relataba que «además de la crisis económica nos vimos muy perjudicados por la meteorología, pues mientras este año las lluvias han beneficiado a la fruta, el pasado otoño hubo diez días seguidos de lluvia que impidieron a los recolectores entrar en los campos y, después, toda esa producción entró de golpe en el mercado, provocando un gran exceso de oferta y haciendo que cayesen los precios».
Por el contrario, las lluvias de estas semanas han sido bastante espaciadas y la recolección ha podido seguir su curso habitual, además «aunque las fuertes rachas de viento de los últimos días sí que han producido algunas rozaduras en las frutas, sobre todo en los campos al norte de la provincia, no ha habido daños de consideración. Y el resto lo cubren los seguros que los productores tienen contratados».
De momento, pues, los agricultores de cítricos afrontan con esperanza una temporada en la que, además, los campos de la provincia han reducido su producción entre un 20 o 30 por ciento. «El año pasado la cosecha fue muy fuerte y este año los árboles han descansado. En el contexto de la Comunitat la media es mucho menor, de alrededor de un cinco por ciento contando mandarinas y naranjas. Sin embargo, en Castellón, donde se concentra el mayor número de campos de clementinas sí se ha visto un notable descenso», exponía el representante de la Unió de Llauradors, reiterando que también esta 'escasez' en la oferta contribuirá esta campaña a mantener una buena valoración de unos frutos de los que destacaba su «calidad». «Es algo que siempre pedimos a los agricultores», manifestó.
La mayor parte de la producción, eso sí, irá destinada a la exportación, donde se intentarán mantener las cifras del año pasado. «Sólo un 25 por ciento de las naranjas y clementinas de la Comunitat van al mercado nacional, mientras que el resto va destinado a EEUU, Europa o China y demás países emergentes». Aquí, desde luego, también topan con el problema de otros países exportadores, como Marruecos, cuya importación viene regulada por el nuevo tratado de la Unión Europea. «Sólo pedimos que se cumpla el pacto y se controlen los contingentes y el número de toneladas que entran, así como que se les apliquen todas las normas de seguridad alimentaria, al menos las mismas que nos exigen a nosotros», concluyó Mampel.
Fuente: Lasprovincias
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