Tras el fin de las tareas de recolección, los agricultores se sienten satisfechos de los rendimientos del cereal. La campaña de trigo, cebada, avena y centeno «ha sido buena» en términos de calidad y productividad, explicó José Antonio Gorbea, presidente de la Unión Agroganadera de Álava, UAGA. Y eso, «a pesar de las tormentas de finales de julio» que no favorecieron demasiado ya que el grano ganó humedad y «hubo que esperar a que se secara para poder retomar las labores de recolección». Esta contrariedad podría afectar también «al peso específico, uno de los parámetros que se analiza a la hora de su venta, y que podría bajar», según palabras de Gorbea.
Hasta las tormentas de finales de julio, «la campaña de recogida se desarrolló con normalidad y rapidez, y las labores iban bastante avanzadas», informó el presidente de la UAGA, quien reconoció que las precipitaciones retrasaron la finalización de la recogida hasta los primeros días de agosto.
Los labradores alaveses dedican unas 45.000 hectáreas del territorio al cultivo del cereal. De ellas, el trigo ocupa la mayor superficie, con casi 25.000, seguido de la cebada, con 14.000, y la avena, unas 6.000, mientras que al centeno se destina a un área residual. Aparte de las gramíneas, los agricultores ya han comenzado también a recoger la colza. El sindicato estima que «también ha tenido buen comportamiento» aunque no quieren anticipar nada acerca de la calidad y cantidad de la cosecha hasta que no se termine la recolección.
Es el mismo caso que el de los guisantes y habines. Quienes trabajan el campo han aguardado a que «se asiente un poco el tiempo» para comenzar esta tarea. Los últimos días de calor han asegurado un buen período para realizar la recogida.Por otra parte, los cultivos de primavera y verano, como son la remolacha, la patata, el maíz o el girasol, que son los que se recolectarán en otoño e invierno, se encuentran ahora «en pleno desarrollo».
Pocas precipitaciones
La UAGA asegura que estos cultivos «sufren los efectos de la sequía que se arrastra durante todo este año». Las precipitaciones del 26 de julio y del 5 de agosto, que no beneficiaron demasiado al cereal, sí vinieron bien para los demás productos, salvo en las zonas donde cayó en forma de granizo, ya que el campo agradece la lluvia que cae de forma continua y con escasa intensidad. Los registros de la Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, marcaron un julio y lo que llevamos de agosto seco en Foronda, aunque con las tormentas registradas esas dos jornadas se alcanzaron los niveles normales de esta época. Hasta entonces, apenas se había recogido medio litro de agua en todo el mes pasado.
No obstante, Gorbea recordó que el último invierno «fue muy escaso en precipitaciones por lo que las reservas hídricas del suelo han sido mínimas durante la fase de cultivo, la más importrante del ciclo vegetativo». Por ello, en las zonas que cuentan con posibilidad de riegos de apoyo, los productos se están desarrollando con absoluta normalidad. Sin embargo, en Álava hay todavía áreas que no disponen de agua canalizada y otras cuentan con «regadíos de apoyo tan justos y precarios que en años complicados con ausencia continuada de lluvias, como el presente, no son suficientes para mantener un estado aceptable en los cultivos», denunció.
En este sentido, la sequía invernal también afecta de forma muy negativa a las explotaciones ganaderas que sólo han podido realizar «un corte bueno en primavera gracias a las lluvias de abril». Los ganaderos ya han lamentado que la escasez de precipitaciones no haya favorecido rebrotes posteriores que les permitiera volver a cortar y almacenar hierba para el próximo invierno.
Fuente: el correo
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