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400 ovejas han limpiado de hierbas y maleza el Parque del Agua Luis Buñuel y el meandro de Ranillas en Zaragoza. Las ovejas, obedientes trabajadoras, se comen las hierbas, asientan el terreno con sus pisadas y fertilizan y abonan el terreno. Son más eficaces que los seres humanos en estas labores, pues los hombres y mujeres pueden limpiar y asentar el terreno con herramientas, pero no lo abonan directamente.

La labor de esas ovejas podrían realizarla 400 personas, funcionarios o desempleados, pero las ovejas no dan problemas, no piden nada, no reivindican, trabajan por la comida y, además, ahorran al Ayuntamiento 6.000 euros. No entiendo por qué no tienen ovejas en lugar de perros las personas que disfrutan de jardín en sus casas. Poco a poco podemos los seres humanos ser sustituidos por los animales en nuestros puestos de trabajo, no sólo por robots.

He visto trabajar a dos personas en los jardines del Parque Grande José Antonio Labordeta. Una persona limpiaba y otra abonaba. Una sola persona no podía hacer las dos faenas. Debe de ser que se necesita una persona experta para cada situación. La que limpia no sabe o no tiene tiempo de abonar y viceversa. Una oveja, por cero salario, limpia, abona y asienta el terreno. Un ser humano no tiene la habilidad de la oveja para estas labores, no es capaz de arrancar hierbas, asentar y abonar, todo a la vez.

Ovejas, otros animales y robots acabarán con los pocos trabajos que nos quedan a los humanos. Existen robots que son capaces de realizar casi todos los trabajos y, para donde no llegan, están los animales. Los robots son cada vez más sofisticados y ovejas nunca faltarán. En occidente no aprovechamos todas las posibilidades que representan los animales en nuestro beneficio. Incluso hay personas que se niegan a alimentarse con su carne o a vestirse con sus pieles.

En la India, por ejemplo, no necesitan niñeras ni canguros cuando los padres no pueden hacerse cargo de sus hijos pequeños. Con un elefante se bastan y sobran para que cuide a sus criaturas. Los ovinos se parecen mucho a los humanos. Estudios científicos revelaron que son capaces de enamorarse, entablar amistad y sentir tristeza por la muerte de un ser de la manada. Con un perro pastor para controlarlas es suficiente. Para el trabajo son dóciles y eso es lo que interesa a los empresarios. El sueño dorado de un empresario es que el trabajador sea una especie de borrego que trabaje y no pida nada a cambio.

Fuente: aragondigital.es

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