Reducir la cantidad de alimentos que acaban en los cubos de basura de nuestro país se ha convertido en uno de los caballos de batalla del Gobierno de Mariano Rajoy.
Después de que el Parlamento Europeo abriera el debate sobre la necesidad de poner fin a ese desperdicio en una Europa menos próspera por la crisis, el Ejecutivo central se ha puesto manos a la obra y ha encargado a los ministerios deAgricultura y Sanidad elaborar una estrategia para revisar las normas de calidad de los alimentos que, de salir adelante, podría prolongar la fecha de caducidad
de algunos hasta en una semana, según el titular de Agricultura, Miguel Arias Cañete.
Una iniciativa que ha desatado la voz de alarma en la industria que, aunque se manifiesta dispuesta a colaborar en el diseño y ejecución de ese plan, exige ?estudios en profundidad? previos a la toma de cualquier decisión y recuerda que ?en España se han establecido elevadísimos
estándares de calidad y seguridad, con los que somos ejemplo fuera de nuestras fronteras, por lo que no debemos poner en riesgo esta ventaja con la que -a su juicio- contamos los consumidores de nuestro país?.
Pese a la opinión de la industria, fuentes del Ministerio que dirige Arias Cañete han asegurado a elEconomista Alimentación que, si todo sale según lo previsto, su estrategia podría estar incluso lista antes del verano.
?Se trata de adecuar las fechas de caducidad a las nuevas tecnologías, a las nuevas redes de conservación y de frío y a los nuevos sistemas de conservación?, sostienen.
Tecnologías, redes y sistemas que son ahora más modernos que cuando se fijaron las normas que determinan las actuales fechas de caducidad.
De ahí que, según lasmismas fuentes, esa revisión sea posible y pertinente.
Aunque la intención del Ejecutivo es llevarla a cabo de forma generalizada, desde el Ministerio deAgricultura señalan que ?cada alimento es un mundo?, en función de su envase, de su transporte, de su vida útil...
Mientras para algunos alimentos, como los productos frescos y los perecederos, esa revisión se presenta difícil, para otros, como los congelados o los lácteos, se antoja, a priori, más fácil y es factible que vean transformadas sus fechas de caducidad.
De hecho, el yogur es uno de los alimentos que a buen seguro verá ampliada esa fecha en una semana -de los 28 días que actualmente se dan para su consumodesde el momentode su fabricación se pasará a los 35-, después de que el propioArias Cañete haya dicho públicamente que
él se pelea con sus hijos por comerse los yogures caducados.
?Ya puede poner la fecha que quiera, que yo me lo voy a comer?, dijo hace unos días.
Pese a estas categóricas declaraciones, desde el gabinete del ministro matizan que una vez analizadas las normas de calidad de los alimentos, habrá cambios que serán de obligado cumplimiento y otros que simplemente se recomendarán, por lo que su aplicación será voluntaria.
Es más, la revisión de las normas de calidad de los alimentos no sólo pasa por una modificación de las fechas de caducidad de unos cuantos.
El Ministerio también se propone estudiar hasta qué punto los que se desechan para el consumo humano no podrían eventualmente ser utilizados para alimentar animales y así reducir el desperdicio de alimentos.
FECHADE CADUCIDAD Y DE CONSUMO PREFERENTE
Una iniciativa a la que la Federación de la Industria deAlimentación y Bebidas (Fiab) suma otra vinculada a darmás información al consumidor acerca de la diferencia entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente.
?Resulta fundamental trabajar directamente en la formación e información al consumidor para contribuir a reducir el impacto del desperdicio de alimentos. En muchos casos, el consumidor desconoce las diferencias entre conceptos como fecha de caducidad -después de esa
fecha el alimento no se considerará comercializable y no será apto para la alimentación humana- y de consumo preferente (después de esa fecha, el alimento puede ser todavía apto para la alimentación humana, su consumo no ocasionará ningún problema para la salud, si bien, a partir de ese momento irá perdiendo sus propiedades organolépticas -sabor, aroma, textura-). Si se consigue cambiar esta situación, se logrará reducir de manera notable el desperdicio alimentario?, sostiene la patronal.
Además de apostar por reducir la brecha del desconocimiento entre fecha de caducidad y de consumo preferente, Fiab recuerda que en cuanto a la regulación de las indicaciones que se realizan en el etiquetado, la industria alimentaria ya cuenta con una normativa que recoge los criterios para comunicar una u otra fecha: el Reglamento 1169/2011 sobre Información Alimentaria facilitada al consumidor.
De este modo, son las autoridades competentes quienes, a través de la normativa, fijan qué se entiende por fecha de caducidad y qué por fecha de consumo preferente, y cuáles son los criterios a tener en cuenta en cada uno de los casos.
Adía de hoy, el fabricante, tras realizar los pertinentes estudios y análisis, determina el tiempo de vida útil del producto y características adecuadas de conservación, y procede a su etiquetado siguiendo los criterios que fija la ley, garantizando así la calidad del producto
-organoléptica, higiénico-sanitaria y nutricional- que oferta al consumidor hasta la fecha de caducidad o de consumo preferente.
Además de la patronal alimentaria, el Foro Interalimentario, que agrupa a los interproveedores de Mercadona, también apuesta pormejorar la información del consumidor en materia de fechas de caducidad y consumo preferente, con el fin de reducir el número de alimentos que cada año se desperdician.
Su director general, José IgnacioArranz, ha explicado a esta publicación que ?el consumidor necesita ayuda para entender el etiquetado de alimentos? y que una de las asignaturas pendientes en España en materia alimentaria es lograr que el consumidor aprenda la diferencia entre
la fecha de caducidad y la de consumo preferente.
Razón por la que el Foro ha diseñado y puesto en circulación unos folletos que, segúnArranz, explican dicha diferencia.
Respecto al eventual cambio de las fechas de caducidad que podría ejecutar el Gobierno,Arranz se muestra tajante al afirmar que ?la Administración no puede revaluar la ciencia y que en materia de fechas de caducidad no se puede tocar de oído sino con partitura?. ?Para establecer
los límites teóricos de la vida de un producto hay que basarse en estudios científicos y técnicos y no hacerlo a ojo de buen cubero?, puntualiza.
De vuelta al desperdicio de alimentos en España, Arranz recuerda que ?a nivel doméstico es donde se tira más comida?.
Ahora bien, según datos del gabinete deArias Cañete, los hogares no son los únicos responsables de ese desperdicio.
El Barómetro del Clima de Confianza del Sector Agroalimentario: Monográfico Alimentos Caducados 2012, del Ministerio deAgricultura,Alimentación y Medio
Ambiente, el 82 por ciento de los distribuidores que operan en nuestro país tiene que retirar de sus estanterías productos por fechas de caducidad, siendo el porcentaje medio de productos que retiran del 5,6 por ciento.
De cara a evitar que los productos caduquen en esas estanterías, el 87 por ciento de los distribuidores las revisa y el 20,5 por ciento acostumbra a entregar a bancos de alimentos o a alguna ONG los alimentos caducados.
Respecto al consumidor, el documento del Ministerio revela que el 85,5 por ciento de los españoles consulta siempre la fecha de caducidad de los productos de alimentación, un 12,3 por ciento la consulta a veces y un
2,2 por ciento no la mira nunca.
Aunque los resultados son bastante homogéneos por franjas de edad, los mayores de 55 años consultan las
fechas de caducidad con menos frecuencia que el resto. Por hábitat, en las poblaciones que tienen entre 50.000 y 100.000 habitantes disminuye respecto a la media el porcentaje de consumidores que consulta siempre la fecha de caducidad y aumenta el de los que la consultan sólo a veces.
Entre los consumidores que consultan siempre o a veces las fechas de caducidad en los productos de alimentación, más de la mitad -51 por ciento- la consultan en todos los productos.
Por categorías, los productos en los que más se consultan las fechas de caducidad son los lácteos -42,1 por ciento-, los frescos, como carnes y pescados -24,5 por ciento-, y los ultramarinos -10 por ciento-.
Pero, ¿qué ocurre cuando un consumidor encuentra en su despensa o frigorífico un producto caducado? Según el
monográfico del Ministerio, el 59,2 por ciento de los consumidores lo tira, un 20,7 por ciento si no ha pasadomucho tiempo desde que ha cumplido la fecha de caducidad, lo consume, y el 19,5 por ciento, dependiendo del tipo de producto, opta por tirarlo o consumirlo.
La tendencia a tirar el producto una vez caducado aumenta en losmayores de 55 años.
Independientemente de la edad de los consumidores entrevistados en el estudio del Ministerio, el documento también revela que el 78,8 por ciento de los consumidores consultados reconoce consumir yogures caducados, mientras el 16,4 por ciento dice hacer lo propio con arroces y pastas, un 12,6 por ciento con batidos y leches, y un 12,1 por ciento con galletas y dulces.
Por el contrario, los principales productos que nunca se
consumirían una vez caducados son los productos frescos -57 por ciento-, las conservas -26,7 por ciento-, la leche y los batidos -24,5 por ciento-, y los embutidos -12,3 por ciento-.
Pese a estos datos, con la crisis económica, un 12,1 por ciento de los consumidores manifiesta aprovechar
más los alimentos caducados que antes, un 13,7 por ciento reutiliza más algunos productos como el aceite y un 41,3 por cientomanifiesta haber disminuido la cantidad de alimentos que tira a la basura.
Fuente: eleconomista.es
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